Actualidad Política: El Festival del Caimán

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

El Gobierno Municipal ha anunciado que el sábado 18 de febrero habrá una actividad novedosa denominada Primer Festival del Caimán. Desde hace algún tiempo el alcalde ha favorecido personalmente esta fase de la gastronomía vegabajeña hasta el extremo de ir a promoverlo a la televisión en varios programas como el del desaparecido de Rubén Sánchez.

En una ocasión, los amigos del Departamento de Cultura y Turismo me preguntaron cuál era el plato típico de Vega Baja y les dije que no sabía porque los puertorriqueños tenemos unas preferencias generales y lo que comemos es mas o menos uniforme en todos los pueblos y lugares de nuestras islas y aun fuera de ellas. Les indiqué además que un plato típico tendría que ver con algún producto del pasado o presente que se cultivara cerca y que estuviera asequible para procesarse en la cocina y que al hacerse, fuera distinguible para adjudicarlo a un lugar particular de Puerto Rico.

Hay, desde luego, procesos culinarios que dan un producto especial que nace en un lugar u otro, adaptado de otros lugares. Un elemento, como la quenepa de Ponce, no es un plato típico porque no está procesado ni constituye el arte de mezclar elementos para llegar a un producto distinguible de los demás.

Es difícil señalar un plato típico para Vega Baja. Sus productos pasados, como la naranja dulce (china), lo que nos dio el cognomento de la Villa del Naranjal ni el azúcar que se sembraba en nuestros barrios y que se molía en la Central San Vicente (que generó el de Villa del Melao-Melao) y otros trapiches antes de su existencia, no tenían tal cosa como platos generados con el fruto. Tal vez en el caso de la naranja y el azúcar se utilizaran en combinación pero no como plato de comida.

Aunque esto está aun bajo investigación históricas, es posible que los caimanes estuvieran en nuestros alrededores desde la existencia de los primeros poblados aborígenes ya que el Dr. Carlos M. Ayes Suárez propone la teoría de que el nombre de Cabo Caribe aparece como Cabo Carigua, que en el lenguaje arauco que se presume hablaban éstos, significaría como lugar de estos reptiles.

En la década de 1960 aparecieron los primeros caimanes. Anteriormente no nos explicábamos cómo se habían reproducido sin pareja aparente a menos que perdidos se encontraran casualmente o por instinto animal. Se cree que los primeros fueron especies exóticas compradas en distintos negocios y luego abandonadas por sus dueños cuando crecían, pero hay una teoría científica de que estos se reproducen sin pareja como un proceso normal cuando no tienen su compañero de otro sexo.

Comoquiera, es una realidad que están en nuestro entorno y que hay quien los captura para procesar su carne y convertirlo en un plato de comida como pinchos, asopao, fricasé u otras maneras. Les recuerdo que el logo turístico del Gobierno Municipal es un caimán y hasta hay un disfraz que se usa para promover el municipio que lo ha acogido como su símbolo. Pero más allá de aprovechar este animal y tratarlo de elevar a otro nivel, es como un cuento folclórico.

Hay que ver cuál es el propósito de hacer un festival para el caimán. Si la idea es promover los productos que se realizan, debe haber un plan para promover su reproducción y producción desde su captura hasta su venta como materia prima o productos procesados. Si se pretende crear o estimular una industria rentable, hay que ver en dónde se va a desarrollar la misma, porque si no hay un diseño inteligente, la materia prima se agota. Si se va a aprovechar el hábitat actual de la Laguna Tortuguero u otros cuerpos de agua existentes para su reproducción hay que proteger también la fauna y la flora y asegurarse de que quien se dedica o se dedique a ello cuenta con los permisos correspondientes de caza y de sanidad para que no haya tragedias por el mal manejo de los mismos.

A lo loco es un mamey, pero en el mundo organizado que vivimos, esto no es fácil. Requiere conocimiento, inventiva y recursos económicos con los que el gobierno municipal no se puede comprometer, por lo que solo hay que ver si algo bueno y grande sale de la empresa privada al hacer este tipo de festival. Recordemos que los festivales usualmente se hacen para celebrar el principio o fin de una cosecha, como parte del esfuerzo comunitario. En este festival no sabemos siquiera por donde comienza. Si no hay conocimiento, no debe haber un plan. Y ahí debe terminar la motivación de hacer cosas inútiles.

Si el festival se hace por el mero entretenimiento, que no está mal, anticipamos que el tema puede ser el primero y el último, sin posibilidad de repetir la celebración por ausencia de motivación. El caimán puede ser un plato del futuro cuando haya escasez y menos opciones a escoger, pero dista mucho de ser un manjar deseado actualmente por el gusto general y particular del vegabajeño, por lo que no puede ser un plato típico de gusto general. La fiesta es buena; el motivo, dudoso.

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