El 9 de febrero en la historia de Vega Baja

 Publicaciones Educativas Vegabajeñas, Inc.  Historia de El Diario VegabajenoHistoria de Vega Baja  9 Feb 2013 

1911 Luis Garófalo, constructor de 8 pilares en mampostería para las luces de la Plaza de Recreo, reclama $120.00 al Concejo Municipal, que le adeudan.

Rumor de que la Porto Rican American Tobacco piensa establecerse en Vega Baja y el Consejal Tomás Landrón Rodriguez le ofrece una cuerda para establecerla.

2007 en El Diario Vegabajeño
Hubo un mensaje a la Legislatura Municipal por el Hon. Reinaldo Otero .

Medio Siglo del primer triunfo AA, por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Quizás, en la ignorancia de muchas cosas, los dueños del equipo ni los municipales sepan que se cumple en 2009 medio siglo de haber ganado por primera de dos veces el campeonato isleño Doble AA.

En 1973, la segunda vez que ganamos, pero antes de que ocurriera la segunda hazaña de la historia, escribí, en la columna que tenía bajo el nombre de «Apuntes para nuestra historia» del semanario TAINO lo siguiente: «Este año, la comunidad vegabajeña se ha visto prestigiada con el campeonato regional que acaba de ganar nuestro equipo de pelota local. De ahora en adelante nos toca alentar a nuestros jugadores para que alcancen la primacía estatal.

Y para que sirva de ejemplo y estímulo, les relataré algunas cosas que usted no sabe y si las sabe, quizás no las recuerde muy bien.

En 1959, el equipo de Vega Baja ganó el campeonato de beisbol aficionado en Puerto Rico. Fue en ese año, cuando mi padre, siendo corresponsal del periódico El Imparcial, cubrió los juegos celebrados aquí y fuera de Puerto Rico. Vega Baja representó a la isla en Nueva York, donde para orgullo de nosotros, tambien salió airoso. De acuerdo a las crónicas de ese entonces, la gente se desbordó en las calles de Vega Baja vitoreando y felicitando a los jugadores cuando ganamos el campeonato estatal. A su regreso de Vega Alta (equipo al cual ganáramos la serie final), el equipo y los fanáticos encontraron a sus compueblanos muy emocionados. Para ese año, los partidos finales no se celebraban entre regiones como ahora y de ahí que al ganarle a nuestro vecino pueblo,que tambien fue finalista, obtuviéramos el campeonato.

Nos dice El Diario-La Prensa de Nueva York que el equipo del «Melao-Melao» ganó tambien la serie que fue a jugar con los equipos hispanos de la Ciudad de los Rascacielos. Allá se lanzó una primera bola llevada desde Puerto Rico y firmada por el entonces gobernador Luis Muñoz Marín. En el juego inicial celebrado en el Estadio Farmers Oval, fue maestro de ceremonias el conocido comentarista Buck Canel.

En la dura jornada acompañó al equipo de Vega Baja un grupo de comerciantes y amigos. Entre ellos estuvieron Fidel Rodríguez, José Otero, Félix Gaetán, Evaristo (El Menor) Negrón, Omar y Egil Brull, Luis Otero, José (Pepín) y Jaime Collazo, Agustín Alvarez, Zoilo Morales y mi padre. El apoderado del equipo lo era Jorge Luis (Palín) Concepción y el dirigente era Luis Rosario.

Pero antes de que conoraran a Vega Baja de triunfos, hubo problemas. Tantos, que parece que la batalla no se libró en el campo de juego. De acuerdo a unas declaciones del seîor Jaime E. Collazo, la Federación de Beisbol Aficionado había hecho un injusto programa de juegos en los cuales nuestro equipo quedaba sin semanas de descanso mientras que los otros podían disfrutarlas. Eso parece que no se resolvió y Vega Baja tuvo que empujárselas a todo pulmón para lograr el triunfo».

9 de febrero de 2009

Con un lugar en la historia vegabajeña

                 Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Amesis Román es una vegabajeña que ha dado un paso al frente por ella y por su ciudad. En el puente sobre la carretera número dos, hacia Vega Alta o hacia Manatí, hay unos «banners» que anuncian el acontecimiento artístico en el cual una hija de nuestro pueblo ha decidido sacar la cara. Sigue la ruta de Fernandito Alvarez, con su Trio Vegabajeño en la música, que hizo famoso a Vega Baja en toda hispanoamérica, la Reina de la Juventud Maggie, el compositor clásico Roberto Sierra, los peloteros Iván Rodríguez y Juan «Igor» González, todos famosos en su tiempo, que nunca renegaron su orígen vegabajeño.

Ser vegabajeño es una profesión, leíamos hace muchos años en las guaguas de Cucho’s Ice Plant. Hay quienes deciden campos complejos y solitarios como  Angel Ramón Martínez, autor de importantes obras de matemáticas o su hermano José, médico que colgó su bata para hacer una carrera religiosa como ministro evangélico y Pastor de la Catedral de la 65 de Infantería de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera. Los hijos actores de la maestra Elsia Cruz Torruellas, con personalidad propia y destaque individual, tampoco nunca han olvidado a Vega Baja. Otros, en la política, deportes, artes y ciencias, astronomía y medicina, dan la vuelta al mundo y comunican su vegabajeñismo por medio de los contactos con familiares, la inserción de las palabras Vega Baja en sus resumés, en publicaciones o a través de blogs, correo electrónico u otras maneras de comunicación.

Amesis, es pues, la vegabajeña de moda. No creo conocerla pero para mi es una emoción plena  que en la distancia, personas que aparentan salir de la nada, de momento, pongan a sonar nuestro nombre colectivo  en forma positiva.  Hace falta ahora que nuestro
alcalde y la Legislatura Municipal se pongan las pilas para apoyar moralmente a esa gladiadora moderna que nos representa en el coliseo del arte de la música vocal.
Hace unos días cumplió años y se lo celebraron con una fiesta entre sus compañeros de la casa-prisión a la que voluntariamente se ha sometido, como parte del sacrificio por la orientación y oportunidad que le dan junto a quince otros aspirantes. Puede ser
que Amesis no cumpla y sea despedida antes de las finales, porque eso es parte del trato. Yo le veo mucho talento y desenvolvimiento que creo que sería en detrimento del concurso
más que para su oportunidad como cantante.
Cualquiera que sea su destino, podemos asegurar que ya nos ganó el corazón por su valentía. No esa valentía de pararse en un auditorio, con los ojos de los presentes y los ausentes en la televisión que muchos  hacen por dinero, sino la de convertirse en
embajadora de nuestra ciudad, con la carga emocional que eso supone.

Por eso nada más,  Amesis tiene su lugar en la historia vegabajeña.

9 de febrero de 2010

El último paseo de Fernandito Alvarez
por Thomas Jimmy Rosario Martínez

El lunes 8 de febrero de 2010, poco después de las diez de la mañana, regresó Fernandito Alvarez para dar su último paseo por Vega Baja. Sus familiares y amigos, respetando los designios de Dios y de él, lo trajeron del Area Metropolitana en donde había residido en los últimos tiempos y en donde la noche anterior había culminado la visita que le hicieron sus admiradores, amigos y familiares a la Funeraria Buxeda, donde durmió. Para su descanso final, le trajeron en una carroza oscura, distinta al vehículo clásico donde le llevaron cuando hace unos años atrás se le hizo el homenaje de la Avenida y el monumento a su gran obra, que fue la creación del Trío Vegabajeño.

Si los historiadores no honran su memoria, cuando en el futuro se hable de Trío Vegabajeño, se referirán al pedazo de carretera que conecta la Calle Betances, que es la principal del viejo pueblo, con la moderna autopista número 22. Eso es así porque con su fallecimiento se hace difícil pensar en darle continuidad a la obra musical que por casi seis décadas, entre altas y bajas,
mantuvo Fernandito Alvarez en la música puertorriqueña y segundo y más importante, no hay quien tome la iniciativa.

Fernandito era muy grande para que alquien llene sus zapatos. En primer lugar, su voz era única, prácticamente inimitable, pues producía unos matices naturales y una afinación elogiada grandemente por los que saben de música. Las composiciones  que cantaba eran diversas, desde el bolero, tango, guaracha hasta la música jíbara, lo que le permitía  una amplia gama de ritmos, lo cual sin duda, dominaba. Cuando murió Gardel, surgieron muchos emuladores con timbres parecidos. De hecho, por un tiempo, el tango que se cantaba era el de Gardel, porque era el más famoso en todo el mundo. Asimismo, escuchamos también imitadores de Felipe Rodríguez, como «Felipito», lo que no ha pasado con Fernandito.

Segundo,  fue una persona consistente. Desde que inició su carrera pública como “vegabajeño”, siguió siéndolo hasta que desapareció de la vista de los humanos. Su trío se convirtió en cuarteto y en ocasiones parecía hasta un combo, cambiaron sus integrantes con personas de dentro y fuera de Vega Baja, pero siguió siendo “El Vegabajeño”. Con el tiempo fue adicionando canciones, pero al igual que el cantante Sandro, que falleció recientemente o el mismo Gardel, que desapareció hace tres cuartos de siglo, en su repertorio tenía unas más apreciadas y recordadas que otras, particularmente las que se conocieron en las décadas del cuarenta y el cincuenta. Ayer, en el acto de recordación con Los Radiantes, los presentes en el Teatro América no solo escucharon sino que acompañaron el Tema del Trío Vegabajeño, “La nieve de los años” y otras de sus canciones.

Fernandito fue traído por la Calle Betances, que recorrió en su juventud para entrar y salir de Vega Baja pues era la ruta que comunicaba antes con el resto de Puerto Rico. Pasó frente a la Casa Alcaldía, donde tantas veces estuvo recibiendo el calor de sus compueblanos y donde su padre ejerció funciones como asambleísta municipal. Luego tomó la ruta de la Calle José Julián Acosta donde en una ocasión tuvo que ofrecer una presentación en una tarima improvisada porque la Plaza estaba siendo reconstruida. Y  ese paso por la Plaza José Francisco Náter, fue, según recuerdo, uno de los lugares en donde más vegabajeños se reunían anualmente durante uno de los días de las Fiestas Patronales, a escucharlo y aplaudirlo.

El Teatro América, en donde se le reunió postrer tributo, fue el último lugar donde cantó en vida en su propio pueblo. Allí no estaban todas las personas que hubieran querido estar ni las que hubiéramos querido que se convocaran ante el evento histórico de ayer,  pero había una mágica unidad de pueblo que ha sido apreciada por la viuda, Doña Teresita Gordó.

Camino del cementerio, a pie, fuimos recordando a Fernandito y sus antecesores con algunos miembros de su familia. Pasamos por el espacio vacío donde su padre vivió por última vez, antes de enfermarse y fallecer, al lado de la Escuela Padilla. Repasamos la aportación que han hecho los Alvarez a Vega Baja y en cierta manera, no estamos conformes con el olvido que sentimos que se le hizo al más vegabajeño en los últimos años. Nos precedía una guagua con un potente altavoz con  algunas de las canciones, en su propia voz, que le hicieron famoso.

En el Cementerio Viejo, el abogado Antonio Arraiza Miranda hizo una apología del hombre y del cantante. Luego habló un sobrino y finalmente otro buen vegabajeño, que fue el portavoz de la familia en este último evento del funeral, José Luis Colón González, dio un elocuente discurso de despedida.
Ojalá que alguien haya grabado esos mensajes, en especial el de José Luis, porque generosamente agradeció al actual alcalde, su otrora rival político en 2004, Edgar Santana, por su cooperación al disponer de las facilidades, equipos  y personal municipal para el sepelio. De hecho, el alcalde no solamente hizo guardia de honor con el ex-alcalde Luis Meléndez Cano frente al ataúd de Fernandito, sino que estuvo presente en la despedida en el Cementerio.

El acto final fue colocar el cofre dentro del mausoleo de la Familia Alvarez-Gordó.  Hubo canciones, pero una de ellas, por Tommy Laboy, fue un tributo hermoso a su amigo, antes de perderse de la vista de los presentes el sarcófago para guardar sus restos.

Hace unos días cerró sus ojos para siempre, ayer lo recordamos de cuerpo presente, pero hoy es otro día. Es momento de organizar los datos de su vida y su obra. El cantor necesita un historiador que habrá  de surgir eventualmente pero el pueblo -y no él- necesita seguir honrándolo.
Pensemos, pues, en lo que tenemos y lo que podemos crear.
En Vega Baja, la pasada administración le hizo un homenaje en vida, pero no le podía dar su nombre a ninguna propiedad pública, por lo que se le puso a la avenida el nombre de “Trío Vegabajeño”. Empecemos por eso. Al más vegabajeño hay que honrarlo dándole una gran prominencia. No hagamos como hicimos con Pepito Torres, otro gran vegabajeño, que le dimos una calle que ni son visibles sus rótulos, si existen. O como con Pedro Crespo, otro gran músico, que faltan letras en el nombre que anuncian su tramo en la Extensión Catoni. Hay que perpetuar la vida de Fernandito con obras visibles y con actividades de pueblo.

Hoy El Nuevo Día trajo información y fotos sobre el sepelio. El Gobierno Municipal de Mayaguez, por su parte, publicó una esquela donde recordaba su última presentación en dicha ciudad. Ana Avilés preparó un vídeo musical del sepelio, al compás de Romance Campesino, que puede accederse en http://www.youtube.com/watch?v=SHH7hC3vh84.

La estela de la estrella que deja Fernandito es la oportunidad de reafirmarnos para canalizar la fuerza vegabajeña. En su último paseo nos recordó humildad personal al querer regresar de donde salió un día a poner su huella en el mundo. Hay otros vegabajeños, como él, en distintos
campos de la actividad humana, que siguiendo su ejemplo y sabiendo donde llegó, están abriendo surcos por todo el mundo. A ellos y a los que surgirán en el futuro tenemos que legarles un modelo de vida y un excelente ejemplo para este siglo como es Fernando Alvarez Lomba, conocido mundialmente como Fernandito Alvarez.

9 de febrero de 2011

Delega su poder Edgar Santana

9 de febrero de 2012

Empleados se quejan de reclutadora política del alcalde
Los funcionarios y empleados del Gobierno Municipal se quejan de la supuesta persecución y hostigamiento que tiene la tía política de Edgar Santana y depuesta Directora de Finanzas, quien ha sido comisionada por el Alcalde para reclutar gente que acompañe en las caminatas y actividades de Iván Hernández en su lucha primarista y luego en la elección. Alegadamente se dice que tambien se impuso una cuota de $75.00 por cada funcionario y empleados penepé.

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