
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Extraño la conciencia histórica vegabajeña. Vivimos en un ahora para ahorita y a veces no nos da tiempo para reflexionar sobre el pasado y lo que queremos hacer con ese pasado histórico vegabajeño. Yo creo que a pesar de los esfuerzos de unos pocos, no hay una dinámica general por recuperar la verdadera historia de nuestra ciudad. Y lo creo porque la he vivido por más de medio siglo como una de mis ocupaciones y preocupaciones personales en mi vida.

Creo que la primera persona que habló de cultura y de historia públicamente en Vega Baja fue Agustín Alvarez Rodríguez, hoy día menos conocido que su hermana Brígida pero que a partir del fallecimiento de ella, el fue la persona que prendió su antorcha del conocimiento sobre nuestro pueblo. No dudo, por ejemplo, que su interés por Vega Baja haya sido inspiración para el nombre del grupo de música de tres, luego cuatro y otros que conformaron las distintas etapas del Trío Vegabajeño de su hijo Fernando Alvarez Lomba y de muchos otros valores culturales que en su momento discutiremos en detalle.
Antes, la historia de Vega Baja pasaba de generación en generación, generalmente en forma de tradición oral. Los abuelos y los padres eran quienes conformaban la cantidad de recuerdos sobre el qué, quien, cómo, cuándo, dónde y porqué se llevó a la formación de una unidad legal territorial y cultural conocida como Vega Baja. Posteriormente los maestros fueron nuestros primeros historiadores, haciendo crónicas de la época para publicaciones locales y de fuera de Vega Baja. Hay también una literatura epistolar variada y prolífera que se quedó en los hogares de las familias antiguas con detalles sobre el Vega Baja que vivieron.
Creo que tratándose de la historia verificada de Vega Baja, el asunto de su fundación es importante, porque el Gobierno Municipal sigue celebrando la cuenta desde una fecha equivocada. Cuando creamos el Comité Bicentenario en 1974, la única referencia que teníamos de la fundación de Vega Baja era la de la tradición oral. La fecha celebrada, vuelta a celebrar y que aun continúa celebrando el alcalde y el Gobierno Municipal es el año 1776, pero por estudios serios realizados, ese año de la fundación, no es correcto.
Lo curioso es que en la misma revista de las Fiestas de Pueblo de 2022, que en la portada y el mensaje del alcalde celebra los 245 años de la historia vegabajeña, hay un escrito en la página 28 del Dr. Carlos M. Ayes Suárez, «La Fecha de Fundación de Vega Baja: Error que parte de la respuesta a un cuestionario de 1824» estableciendo que la cuenta de años está incorrecta y explica el porqué, desde el punto de vista de su investigación histórica. Y aunque lo hemos señalado varias veces, está con el error de nuevo en el Borrador del Plan de Recuperación Municipal de enero de este año.
Estar equivocado por información incorrecta es una cosa, nosotros también lo estuvimos cuando no había documentos disponibles ni asequibles para corroborar. Fueron los últimos años de la tradición oral y así lo hemos establecimos. Pero seguir con errores ya superados por los historiadores, es una necedad.
Agustín Alvarez Rodríguez, en una ocasión, ofreció una «Conferencia Mínima sobre la historia vegabajeña» para una actividad del Centro Cultural Vegabajeño en sus comienzos, después de 1958, la cual se imprimió en mimeógrafo y la cual preservamos en la Fototeca Jimmy Rosario. Los datos entonces eran aislados y generales, no eran integrados, sino mas bien folclóricos, sin una historia coherente. Pero entonces no habían otras verdades ni mucho conocimiento sobre Vega Baja.
Posteriormente participó con escritos esporádicos como cuando publicó la fecha de 1773 como la de la fundación de Vega Baja, basada en una publicación de fuentes secundarias, sin valor histórico alguno. Por medio de sus anécdotas y poemas dedicados al quehacer vegabajeño a los «tipos pintorescos» de Vega Baja conocemos mucho de Vega Baja y sus costumbres, los cuales aparecen en «Florecer de Recuerdos», con un título referente a la historia en su único libro publicado y en los periódicos y revistas que creó y participó con el paso de los años. Falleció en 1973, pero parte de sus escritos se publicaron después de su muerte en 1987 en el libro «Vega Baja, su historia y cultura».
Hay aportaciones anteriores de ciudadanos vegabajeños y puertorriqueños que ayudaron a forjar la historia, pero pocos como Agustín Alvarez Rodríguez le comenzaron a dar forma e importancia a la historia en términos de definir su efecto en la cultura y la sociedad. Esta es una historia de la cual pocos hemos escrito y la cual debe investigarse.
