
«Alcalde, le voy a enseñar a reírse. Dele un poquito para atrás, por favor. Enseñe sus muelas. Así, hijo, lo está haciendo muy bien. Es un placer verte cada cuatro años».

«Alcalde, vámonos. No veo que nos estén prestando atención. Hay algo aquí que no huele bien»
