
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
El Vega Baja de hoy es un pueblo atrasado comparado con los municipios que le rodean y la mayor parte de los pueblos de Puerto Rico. Eso, a pesar de que es uno de los que más territorio tiene y que cuenta con más diversidad de recursos naturales.
Para mi aceptarlo lo hago con un taco en la garganta y un pesado teclear porque no es fácil aceptar que donde he residido toda la vida, donde amo entrañablemente a todos los vegabajeños, donde existe gente tan talentosa que pueden ser y han probado ser los primeros del mundo, que no se haya usado esa inteligencia superior para hacer un mejor mundo en nuestro territorio.
Estamos atrasados porque no hemos sincronizado con nuestro tiempo real. Vivimos un tiempo virtual al paso de la procrastinación, que es como decimos coloquialmente, dejarlo todo para mañana. Como si no hubiera un mandato divino a no dejar las cosas para mañana. Porque la transición es cierta, pero no se sabe cuándo y si no estamos, no disfrutaremos lo que pensamos o planificamos. Y para dejarlo más claro, el vivir de sueños nos lo controla el administrador del pueblo y desde luego, su administración, su mensaje político y su quehacer diario.
Vivimos a la merced de ese discurso lento del alcalde que escucharlo a veces nos lleva al sopor. El típico mensaje del que promete sueños pero despertamos sin haber terminado de recibir el mensaje orínico que nos permite entender la vida y enderezar nuestros entuertos del diario vivir. Con una desfachatez increíble nos anuncian fiesta pofpof de brea a nivel de las lujosas presentaciones en sociedad de las señoritas en el Casino viejo con los violines de Rafael Elvira pero nos dan un baile de marquesina con agujita en su combo.
El saldo de esa gestión política es dejar igualmente emboquetado el resto del pueblo solo un poco menos que antes hasta que llueva, cuando se nota la mala calidad de la brea que también regalan a los estacionamientos de comercios patrocinadores del partido que nos gobierna a nivel local. El que reparte la brea es también un activista de confianza del alcalde Marcos Cruz Molina y quien le asegura la ganancia por debajo de la mesa para invertirlo en las campañas políticas del alcalde. Todo esto lo hemos visto evidenciado e irrefutablemente probado pues tienen el descaro de hacerlo a la luz del día.
Lo terriblemente malo es que nunca explican. Y cuando explican tergiversan la verdad. Para el alcalde, yo soy un detractor, según me caracterizó un reportaje de un periodista de El Nuevo Día a base de la información que expresaron los abogados que le pagan el Gobierno Municipal para la demanda que pudo ser innecesaria si el alcalde hubiera seguido los pasos legales acordados.
Soy un detractor porque dije que el alcalde en una deposición admitió que de 20,000 residencias que habían en Vega Baja aumentó a 26,000 de un contrato a otro. La ley establece que la verdad es la defensa y no dije nada que el alcalde no dijera. Del contrato que abandonó para que acogió supuestamente para mejorar el servicio de recogido de basuras. Pero no, la basura está en otro lado y hay que recogerla.
De las cosas que me han caracterizado Marcos Cruz y sus acólitos esta es la que menos entiendo. Según la Real Academia Española un detractor es un adversario, que se opone a una opinión descalificándola. Un crítico, opositor, oponente. También un malediciente que desacredita o difama. Lo único que acepto es lo de crítico. Lo demás es demagogia, politiquería e intentos de neutralizar la verdad inconveniente sobre el alcalde Marcos Cruz Molina.
Muchos no entienden porque son esclavos inconscientes de una parte de la realidad social. Y estan afectados como con el síndrome de Estocolmo. El trabajo dentro de las estructuras administrativas constituye una nueva forma de esclavitud donde no hay justicia social, por lo menos en Vega Baja. Todo el que entra, aun a hacer un trabajo de excelencia, es designado a pertenecer al anonimizo porque el crédito irá para el que está en el vértice de la pirámide.
No habrá manera de escalar en el servicio público municipal y menos a su posición política, por más estudios, experiencia o excelencia en el desempeño porque nadie puede lucir más que el jefe, quien creído de ser una Coca Cola en el desierto, se alimenta de ser invitado, tiene transportación gratis y es más privilegiado que nadie con los recursos del municipio, que hasta en tiempos de tormenta dijo ser un refugiado para justificar su suite presidencial privada con servidumbre incidental, también solventada por el gobierno municipal.
Vega Baja está procastinado, porque quien dirige a Vega Baja administra a su estilo. Hace falta dinamismo, Marcos no lo tiene. Puede hacer unas cositas y hacer una propaganda extraordinaria y repetida para que la gente crea que El es algo grande, creativo y único, pero mire a Vega Alta con una alcaldesa reciente o a Barceloneta con otra que ha sabido hacer obra de verdad en un pueblo que como en el de Vega Baja, hubo corrupción y ya ni lo mencionan porque las figuras de esas mujeres en actividades continuas hacen hasta que las campañas de los adversarios parezcan no existentes.
En doce años, Marcos Cruz nos deja un municipio atrasado en comparación con otros pueblos progresistas, con obras prometidas cuyo futuro es incierto, con unas notas generales de promedio o deficiente y de unos retos económicos por los problemas en los que nos ha metido.
Encontraremos aspectos buenos en su pasado administrativo, pero los momentos históricos de los pueblos sólo pueden ser buenos si el futuro se aspecta con claridad. Si no es así, lo hecho no ha sido bueno.
En el pasado mi optimismo por amor a Vega Baja me ha visto ver la gloria para los vegabajeños cuando no había elementos para considerar tiempos mejores y me he equivocado con personas y grupos. Esa visión de buena fe, aún está presente y creo que he madurado suficiente para enfocar mejor, solo que ahora, social ni matemáticamente veo buen futuro bajo un mal administrador.
Dejar el asunto de Marcos Cruz como alcalde para mañana, es procastinar a Vega Baja. Significarían cuatro años masoquistas más de veinte perdidos en la historia

Tremendo mensaje que invita a la Reflexión de los Vegabajeños
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Gracias, Ivonne.
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