Apurado el PPD, quieren apagar fuegos

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Uno de los problemas de los partidos o movimientos es que quieren imponer una lealtad absoluta sobre las personas de su colectividad o los que quieren ser de ella. Para dar los mejores ejemplos del siglo XX, cuando Luis Muñoz Marín quiso hacer su partido exclusivo para los no independentistas, perdieron el lema de Libertad y fue echando personas y exigiendo fidelidad absoluta hacia su partido, hacia el líder y hacia el Estado Libre Asociado. El asunto de Sánchez Vilella, llevó a poner en duda también lo de Democrático. Se dividió el otro nombre de Popular cuando se dividió con el Partido del Pueblo, que replicó su nombre -popular, del pueblo- y retuvo parte del electorado popular hasta proporcionarle la primera derrota general en 1968 con el recién creado Partido Nuevo Progresista.

El otro lema de Tierra, lo mejoró el PNP al otorgar el título de propiedad a los que tenían el usufructo que le había concedido el PPD. Aquel movimiento que surgió para el plebiscito en 1967 se convirtió en el Partido Nuevo Progresista, sin la palma real pero con la palma de coco y de ahí surgieron nuevo liderato y nuevos incumbentes. El Municipio de San Juan eligió su primer alcalde en las urnas capitalinas con Carlos Romero Barceló ya que Doña Fela nunca fue a eleciones como candidata, sino impuesta y elegida por los populares sin la participación del pueblo.

En el PNP pasó lo mismo. Cuando algunos amasaban el poder, otros estaban haciendo fila y les cerraron la escalera, convirtiendo la política penepeista en una puerta giratoria donde no habían posibilidades para los demás del mismo partido. Comoquiera, el PNP se posicionó como uno de los partidos más numerosos de la historia y pasó de ser un partido secundario a uno principal.

En 2024 el PPD tiene problemas. Su candidato a gobernador no tiene experiencia administrativa ni ha estado en posiciones de poder en el gobierno anteriormente. Tampoco tiene el respaldo de todos los populares. Buscando la unidad, se ha echado tierra en los ojos al querer reducir el espacio de la libertad de los perdedores de su mismo partido. Esto no aspecta bien y es por eso que hay una reunión de emergencia al mas alto novel donde están buscando a los perdedores en las recientes primarias para que trabajen con los ganadores de la misma. Precisamente en estos momentos, donde el liderato popular cerró con una censura al otro precandidato a gobernador por haber tenido un almuerzo público con el candidato a alcalde del otro partido. Esa actitud de numerus clausus puede ser el clavo que le falta al ataúd del PPD.

Los movimientos y partidos políticos no pueden cerrar sus filas y menos cuando no se aspecta una mobilización masiva de sus electores, como pasó con la desabrida primaria pasada para el PPD. El ejemplo lo dió la Comisionada Residente y candidata a gobernadora quien se reunió inmediatamente con los que perdieron, luego con los alcaldes y otros grupos.

Y eso es a nivel estatal. A nivel local hay rumores de que gran parte de los desafectos del PPD buscarán refugio en la columna de write-in. En Vega Baja el problema es que el candidato prepotente que tenemos no ha tenido ninguna cortesía para la precandidata Madeline Pichardo Riestra durante ni después del evento electoral. Es como si no hubiera existido, pero ella logró, sin experiencia y una campaña limpia, una cuarta parte de los populares, para ser más precisos. En las elecciones, los de otros movimientos y partidos tienen otros cuatro candidatos para votar, por primera vez en la historia política del alcalde, por lo que puede Marcos Cruz perder o ganar con menos votos que otras elecciones en que no ha tenido competencia. Además, el pueblo ya lo conoce y el pueblo, no es necesariamente el grupo de electores del Partido Popular que le han dado esa lealtad.

Allá arriba, en la cúpula fragmentada del PPD están apagando fuegos. En Vega Baja, ni un chorrito de rocío. No good, como dice el americano.

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