Antecedentes de la comunicación y comunicadores en Vega Baja

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Publicado por Diario Vegabajeño de Puerto Rico el 17 de abril de 2023

(Publicado originalmente en Vega Baja, 225 años de Historia, Fiestas de Pueblo del 2 al 4 de diciembre de 2022, Municipio Autónomo de Vega Baja, págs, 26 y 27)

Hay una diversidad de instrumentos para difundir la información y las ideas del ser humano. Desde el uso de la palabra verbalizada, el uso del mensajero, el correo, los animales domesticados para llevar documentos hasta medios sofisticados de la mecánica y electrónica, nuestra ciudad ha experimentado casi todas las maneras de comunicar. Pero detrás de la experiencia humana, está el ser curioso, aventurero, informado y decidido a hacer llegar todo eso a sus iguales.

La experiencia en Vega Baja comenzó con los primeros pobladores, los aborígenes. Es hecho comprobado que se comunicaban con los recursos personales y los que le daba la naturaleza. El sonido era parte de su vida, que lo utilizaron para crear su propio lenguaje, hablado, cantado y escrito. Aunque no conocemos mucho sobre lo que representaban en sus petroglifos, pictografías o en sus objetos, deducimos y vislumbramos que sabían mucho entre ellos, lo que le ayudaba a mantener su socialización y su organización política. Los hallazgos arqueológicos nos dicen que hubo varias culturas distintas que se alternaban en Vega Baja y Puerto Rico antes de que llegaran los europeos a interactuar con la cultura taína.

Debieron lidiar con otros aborígenes distintos para llegar, establecerse y defender el lugar que escogieron para vivir. Tan sólida fue la comunicación que lograron, que siendo Vega Baja la región del Cebuco, recibimos nosotros ese nombre difundido y que aún está vigente en nuestra zona. A la llegada de los españoles, ellos tuvieron que aprender a comunicarse con los nuestros y luego los españoles a documentar toda la forma en que los borinqueños se comunicaban, lo que ha llegado en documentos, estudios y escritos de todo tipo. Aunque triunfó el sistema que trajeron de España y sus instituciones, tuvieron que adaptarse a nuestras realidades locales.

En los siguientes siglos, los medios de comunicación de los aborígenes fueron quedando escondidos en nuestro interior, en nuestro lenguaje, especialmente el de los ciudadanos rurales. También en las paredes de las cuevas y las cavernas, la costa y muchos otros lugares vegabajeños. Uno de nuestros ríos, una reserva natural y un barrio llevan el nombre de Cibuco. Otro río lleva el nombre de Indio. Otros nombres de barrio, sectores y hasta de personas llevan nombres de esos antecesores nuestros.

Los medios de comunicación entonces como el mensajero que cruzaba caminos accidentados en bestias, carruajes, en embarcaciones menores o en grandes barcos llevaban documentos que crearon varias realidades en el tiempo. La primera fuente productora de noticias e informaciones era la que se vivía en Vega Baja. Segunda, la que se producía en la Capital días después cuando se informaban sucesos ocurridos localmente de días anteriores. La tercera se generaba luego del largo camino a España cuando se hacía un pedido para nuestro pueblo y había que cruzar el Atlántico, como cuando se apeló el caso del levantamiento de esclavos de 1848 o cuando se solicitó que se declarara pueblo, villa u otros reconocimientos a la Corona Española. Nada ocurría entonces por días, semanas y meses.

El gran comunicador de nuestra historia, en todas las épocas, fue el cura de la Iglesia Católica. Desde el toque de campanas para convocar al pueblo religioso y civil, la presencia social del párroco y los demás participantes de los ritos, mensajes religiosos y labor con los grupos de todas las clases sociales, entremezclando las censuras y opiniones sobre cómo se debería vivir en el pueblo era un factor, era a veces más importante que el mismo gobierno civil.

En la segunda mitad del siglo XIX hubo un avance en la comunicación. Vega Baja tuvo un gran comunicador, que fue José Gualberto Padilla. Hombre de ciencias y letras, fue mentor de personas como Manuel Fernández Juncos y él, personalmente, fue el primer escritor puertorriqueño que defendió la puertorriqueñidad públicamente con el desafío literario que publicó contra los escritos de Manuel de Palacios, un irrespetuoso peninsular que atacó a los locales. Su seudónimo de “El Caribe” posiblemente se originó en su patio de su propiedad de la Calle Acosta, que hacia el norte tenía al barrio Cabo Caribe de Vega Baja.

Luego llegó la prensa libre a Vega Baja, con Salomón Alvarez Domenech. Le dio trabajo, sufriendo vejaciones por la religión y el gobierno local y estatal y el repudio de personas particulares. Pero eventualmente se convirtió en una necesidad para comunicar en Vega Baja. En sus publicaciones se trajo temas de las que no se hablaba y menos se escribía en Vega Baja, se publicitaba el comercio local por primera vez y se exponían ideas más allá del exclusivismo cristiano católico, lo que también trajo conflictos con el párroco y la Iglesia Católica Local. Desde entonces la libertad de prensa se convirtió en un estándar en nuestra ciudad.

Una dama, de nombre Inés Navedo Pagoda, quien fue esposa del alcalde Luis García, fue una excelente escritora en la prensa del país, aunque por razones de discrimen feminista, sus primeros escritos no aparecían a su nombre.  Pese a eso, era muy admirada y felicitada por los hombres de su época, por su valentía y su constancia. Llegó a ser la persona que facilitó la publicación del libro del maestro Manuel Padilla Dávila, que la anterior calle Tercera Avenida lleva su nombre.

En las primeras décadas del Siglo XX las noticias vegabajeñas se publicaban por los periódicos estatales. Vegabajeños se encargaban de remitir los sucesos, especialmente los deportivos que entonces se reducían a los desafíos de juegos de pelota de jóvenes de la Escuela Padilla. La comunicación evoluciona y el correo, que se llevaba y traía dos veces al día y el teléfono eran los medios de comunicación distante, además del mensajero por tierra y agua. Después de 1920, el maestro Víctor Rosario Cordero era corresponsal de periódicos estatales y hasta aparecen escritos bajo de la firma de su esposa Eloísa Miranda en revistas de Puerto Rico como Alma Latina. Tal era su participación en los medios, que fue la primera persona en transmitir por radio un juego deportivo desde Arecibo, en 1928.

En 1934 se comienza a publicar el importante y variado mensuario Renovación, por Pedro Brull y Fermín Arraiza Iglesias, entre otros, que cambia el enfoque de las publicaciones hasta el momento. Como consecuencia de ese trabajo, en 1941 salió Anclas. Aunque es una fuente mayormente literaria tipo compendio, hay unas aportaciones gráficas e históricas importantes en su contenido. En 1939 se comienza a construir el Campamento Tortuguero que dentro de las penosas limitaciones que trajo la guerra, vino un interés por nuestro pueblo y una parte de la Carretera Militar que amplió la comunicación vial con la capital de Puerto Rico y con otros pueblos de las costas. En la siguiente década, la revista americana Newsweek publicó un artículo sobre nuestro pueblo.

El telégrafo y el teléfono eran los medios más rápidos para difundir noticias desde y hacia Vega Baja. Como no había el servicio de grabación, se dependía básicamente del testimonio de los periodistas y de la edición posterior por el corrector y el editor, lo que minimizaba o amplificaba su efecto.

La primera estación de radio fue una iniciativa clandestina de adolescentes en la Calle Luis Muñoz Rivera, en la década de 1960. Le llamaban a la estación “Las cuatro W”. Creemos que eso motivó la creación de la estación oficial de Vega Baja, que antes iba a Manatí, WMNT y a Arecibo en WCMN, a originar programas. Jorge Chaar, a mediados de la década de 1930 tenía una programación artística y presentó en su programa a sus compueblanos componentes del primer Trío Vegabajeño.

La radio, también era un medio que se difundió a partir de 1922, con distintas estaciones en los que participaron de una u otra forma, otros vegabajeños. En este aspecto, Vega Baja también tuvo su propia estación radial cuando en la década de 1970 se creó Radio Las Vegas (Luego Radio Tropical) por el abogado vegabajeño Angel M. Ciordia y sus hijos.

Cuando llegó la televisión y se desarrolló, hubo vegabajeños que trabajaron de manera parcial, sustituta o a tiempo completo como reporteros como Junior Abrams y Enrique Valentín Arce, músicos como Pepito Torres, creadores de escenarios como Pedro Brull Torres, fotoperiodistas, grupos creativos y personal de toda clase. Esta participación ha sido continua por nueva personas como Mon Santos y otros.

La Internet también ha desarrollado una gran difusión de los valores vegabajeños. Los primeros periódicos fueron www.vegabaja.com de David Meléndez González y eldiariovegabajeno.com de Thomas Jimmy Rosario Martínez. El Gobierno Municipal posteriormente incorporó un gran sistema informativo. Las redes sociales abrieron una puerta a la difusión en todos los niveles de la información de Vega Baja y los vegabajeños.

Otros escritos sobre el tema de la historia de las comunicaciones en Vega Baja

  1. Historia de las Comunicaciones en Vega Baja (1): Medios de comunicación
  2. Historia de las Comunicaciones en Vega Baja (2): Conceptos generales
  3. Historia de las Comunicaciones en Vega Baja (3): El altoparlante
  4. Historia de las Comunicaciones en Vega Baja (4): Las maneras en que nos hemos entendido

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