
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
La Tormenta Ernesto ha provocado que reflexionemos como pueblo para mirar, con visión ciudadana, lo que tenemos que hacer o suplir para que no se repitan carencias o necesidades súbitas.
Falta de energía eléctrica. La energía eléctrica suplida por LUMA es incierta en tiempos de normalidad del tiempo, por lo que es lógico suponer que cuando hay un factor natural de vientos y lluvia, esta pueda faltar. Durante María, estuvimos sin energía por mucho tiempo y nos acostumbramos a las comidas preparadas que distribuía el gobierno, a cocinar en nuestras estufas de gas ó a adquirir alimentos de restaurante. Las alternativas van desde hacer una inversión en paneles solares, el que pueda, adquirir lámparas solares portátiles, plantas de producción de electricidad de distintas variedades de combustibles y sitemas de baterías recargables.
Nuestros antepasados vivían en hogares sin siquiera tener servicio eléctrico, en Vega Baja, el servicio eléctrico comenzó a ofrecerse hace cerca de cien años, pero no lo había en todos los barrios ni comunidades. En nuestro siglo, hay personas que por razones económicas, no lo tienen y sobreviven.
Si bien es cierto que el monopolio de LUMA está obligado a servir continua y excelentemente el servicio de energía eléctrica, eso no ocurre con la precisión de un reloj suizo, sino mas bien como un reloj de sol en día nublado, por lo que no debemos hacer nuestra dependencia absoluta en este proveedor privado.

Falta de agua
El agua es el segundo elemento de vida, después del oxígeno. El mal manejo de la disposición de las aguas en nuestro pueblo, causó en el Siglo XIX la epidemia de cólera.
En Vega Baja somos afortunados de tener agua en casi todo nuestro territorio de distintas fuentes y grados de calidad que en una emergencia se puede utilizar. En el pasado, por ejemplo, el Ojo de Agua, con su agua mineral limpia y cristalina, filtrada por medio del sistema cárcico de donde proviene, es un recurso permanente que sirvió de remedio a las familias del lugar y de todos lados que fueron a recibir una porción ante la carencia del líquido en nuestros grifos.
Actualmente no se recoge el agua de lluvia, que por medio de canales y declives va a tener al mar y a otros cuerpos de agua estacionarios, como las lagunas Tortuguero y Rica, lo que el Gobierno Municipal puede ver como una alternativa de futuro. En los techos de las casas del pueblo y algunas comunidades, la lluvia que caía en los techos se dirigía por unos canales y caía en una «caja de agua» o en ocasiones a un pozo donde se podía utilizar. El agua para limpieza e higiene se usaba directamente, la de tomar se depositaba en un filtro de piedra que retenía las partículas más grandes.
Hay que ver el agua como un recurso de vida. Como solidarios con una práctica generalizada por el gobierno central y en otros países, esta se pierde por las alcantarillas, cuando puede reservarse para el futuro. Tal vez en nuestros hogares, comercio e industria, debiera comenzarse una nueva visión de futuro que puede ser útil desde el presente por lo mucho que se utiliza en agua para todo.

Accesos
Ayer nos enteramos de la falta de paso por caídas de árboles en algunas comunidades de Vega Baja. Eso limita la transportación e interrumpe el servicio eléctrico. Hace falta un plan para anticipar la caída de árboles identificando y cortando los que estén en peligro visible de caer y tratando las orillas más allá de la limpieza que se le hace. Esto tiene que hacerse en coordinación con personas especializadas ya que necesitamos la flora para sobrevivir.
