Edificios Históricos: Historia de la Iglesia Católica Nuestra Señora del Rosario, por Luis de la Rosa Martínez

Fototeca Jimmy Rosario 1003667 Luis de la Rosa Martínez1976

Originalmente publicado en Archivo Virtual Vegabajeño/Fototeca Jimmy Rosario el 17 de febrero de 2023.

LA IGLESIA DE LA VEGA BAXA DEL NARANJAL DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

                                Luís de la Rosa Martínez*

            Al proponerse la autorización para la  fundación de un nuevo pueblo, las normas y reglamentaciones vigentes durante los siglos VIII y IX disponían que los vecinos se comprometían a eregir una serie de estructuras mínimas.  Entre ellas se encontraban la Iglesia, la Casa del Rey (Alcaldía), el cementerio y la carnicería o matadero.  La Iglesia, edificio destinado a llevar a cabo los servicios religiosos, normalmente se erigía en algún punto céntrico del poblado y cerca (o al frente) de ella se construía la plaza y la Casa del Rey.

La construcción del edificio que actualmente alberga la Iglesia de la Vega Baxa del Naranjal de Nuestra Señora del Rosario fué un proceso largo y difícil.  Por la documentación disponible, sabemos que desde 1768, ocho años antes de la fundación del pueblo, existía una iglesia en el lugar.  La misma estaba construida en el extremo oriental del solar destinado a eregir (sic) la plaza pública de la nueva población.

Como resultado de la visita realizada en 1793 por el Obispo de Puerto Rico, Don Francisco de la Cuerda y García y por las peticiones de un grupo de vecinos, la Iglesia de Vega Baja (distinguida con el nombre del Naranjal) que en ese momento era «ayuda de parroquia del Curato de Manatí; se convierte en parroquia independiente con el nombre de «Iglesia del Pueblo de Vega Baxa del Naranjal de Nuestra Señora Rosario.»

            Hasta el presente no hemos encontrado documentos que nos describa las característicase (sic) arquitectónicas de esa primera Iglesia construída en Vega Baja.  Sin embargo, sabemos que su techo era de azotea y que tenía bóveda y campanario.  La documentación de la época hace referencia a la necesidad casi continua por reparar su estructura, pero sin darnos detalles de su arquitectura.

A. La nueva Iglesia

Las vicisitudes confrontadas por los vecinos, párrocos y autoridades municipales para reparar la Iglesia fueron innumerables, pero al parecer sin mucho éxito. En 1850 el edificio alcanzó tal estado de deterioro que fue necesario abandonarlo porque constituía un peligro inminente para los feligreses.  Como los servicios religiosos tenían que continuar, se arrendó una cada particular al comerciante Pablo Soliveras, la cual todavía en 1859 se utilizaba para celebrar el culto religioso.  El Obispo Don Benigno Carrión en la Visita Pastoral realizada a Vega Baja declaró que: «he visto con sentimiento lo reducido y hasta indecoroso del lugar que sirve a los fieles de la Iglesia».  Convencido de la apremiante necesidad por edificar un templo con la capacidad para el el (sic)  numeroso vecindario, presentó al Gobernador de turno las bases para su construcción.  Evidentemente, ya en ese año era irreversible el estado de ruina a que había llegado la antigua Iglesia del Naranjal, construída en el siglo XVIII y abandonada definitivamente en 1850.

El 9 de enero de 1858 la Inspección de Obras Públicas le envió al Gobernador una comunicación expresándole que se le estaba enviando un proyecto de construcción para la Iglesia de Vega Baja preparado por el Ingeniero Don Antonio María Guitián y García.  Lee así ese comunicado:

«…Este proyecto es bajo todos conceptos digno de toda recomendación no tan sólo porque está hecho con cuanta municiosidad es precisa para que reúna todas las circunstancias arquitectónicas que la constituyen en trabajo bien acabado y completo, sinó también porque hay novedad en la idea, y esta rompe de un modo brillante la monótona semejanza que se nota en todas las construcciones de esta clase que se han ejecutado en la Isla…» 

            Cabe destacar, sin embargo que el Ingeniero Guitían diseño la Iglesia de Carolina muy parecida a la de Vega Baja.  De acuerdo con Thomas Marvel y María Luisa Moreno en su libro «La arquitectura de templos parroquiales de Puerto Rico» (1984) las dos iglesias son similares en cuanto a fachada y espacios interiores; y se  distinguen de otros templos construidos en el país entre 1790 y 1870 por su planta, proporciones y sistemas de cubierta:

«… En ambas se utiliza una planta cruciforme, con nave central ancha, crucero y ábside semicircular.  La nave principal, sin embargo, es relativamente corta- de un tramo en Carolina, de tres tramos en Vega Baja- de modo que se tiende a percibir el espacio como si fuera de planta central con uno de sus lados prolongados.  Esta impresión es reiterada por la gran importancia que adquiere el área donde se interesectan el crucero con la  nave principal.  En esta área se levanta una  enorme cúpula montada sobre sobre (sic) un tambor perforado con ventanas coronadas con una linterna…. En general, en estos dos ejemplos… se logran unos espacios que parecen haber sido inspirados por las iglesias de planta central construidas en Italia durante el Renacimiento.

En las dos fachadas, Guitián utilizó un diseño casi idéntico, que incluye pilastras sencillas a ambos lados del arco de entrada, trozos de frisos dóricos entre el primero y el segundo cuerpo de la fachada, pilastras dobles a los lados de la ventana del coro y una pilastra sencilla en cada esquina del campanario.   Las proporciones estrechas de estas fachadas, así como las líneas creadas por las pilastras, resaltan la verticalidad.  En Vega Baja se rompe un poco el carácter plano del muro con cuatro nichos y con el uso de almohadillado en las esquinas…»

Al igual que ocurre en el interior, la cúpula es el elemento dominante en el exterior del edificio, con su gran masa y mayor altura que la fachada.

La ejecución del proyecto para la construcción de la Iglesia de Vega Baja se recomienda favorablemente…»por tantos y justificados títulos que merece». El presupuesto de gastos para la construcción fue estimado por el Ingeniero Guitián en 27,576 pesos. La nueva estructura debería ser constrida  (sic) en el lugar que…»hoy ocupa la iglesia vieja en la plaza de la población”. De acuerdo con las estipulaciones de la subasta, la construcción tenía que iniciarse a los cuatro meses de su adjudicación y el contratista podría comenzar a destruir la antigua Iglesia tan pronto prestara la fianza hipotecaria que se exigía.

En septiembre de 1858 se llevó a cabo la ansiada subasta para la construcción del edificio. El Arquitecto Don Juan Bertoly, vecino de Ponce ganó la misma al ofrecer 26,000 pesos. Sin embargo, al no prestar la fianza exigida para iniciar los trabajos y al detectarse ciertas irregularidades en el proceso de remate, se anuló la subasta. El 20 de febrero de 1859 se acordó celebrar una segunda subasta, pero nadie asistió a la misma ya que en ese momento solamente se contaba con 9,576 pesos y 59 centavos para ejecutar la obra. Esto hubiera implicado, para el que ganara la subasta, el tener que hacer la construcción por etapas y no toda de una sola vez.

Al fracasar la segunda subasta, el vecino de Vega Baja, Don Ramón Seijo se ofreció a construir el edificio “a destajo” por la cantidad presupuestada de 27,566 pesos  con 31 centavos. En cada etapa el constructor no iría más allá del dinero que estuviera disponible para la obra. La oferta del vecino Seijo abrió las puertas para la iniciación de la obra, y consultadas las Autoridades Civiles y Eclesiásticas, se le otorgó el visto bueno a Don Ramón para que iniciara los trabajos, siempre y cuando se sujetara a las condiciones facultativas y administrativas.  Así las cosas, el 11 de abril de 1860 se colocó la primera piedra con la representación de las autoridades eclesiásticas del país y la Junta Administrativa Municipal, creada para la construcción del templo.

Con grandes y penosas dificultades se prosiguió con la construcción del templo.  Los fondos para la construcción con frecuencia quedaban “exhaustos” y era preciso apelar a las donaciones del vecindario. Los vecinos se hicieron cargo de gran parte de los gastos de construcción y en una ocasión hasta el propio Obispo donó dos mil pesos para comprar ladrillos y continuar la obra.  Sabemos que en 1867, el Ingeniero Ramón Soler, que para ese entonces era el director de la obra, declaró que como como (sic)consecuencia de un gran aguacero, gran parte de la bóveda se había derrumbado.

Como indica Ramón Martínez Sandín, “en esta forma. Tropiezo a tropiezo y de esfuerzo en esfuerzo la obra avanzaba paulatinamente”.  Así el 12 de marzo de 1870, sin haberse concluido la construcción del templo, el Cura Párroco Don Francisco María Bonet lo inaugura cuando aún faltaban por terminar el altar mayor, el campanario y sacar a plano la parte exterior (atrio) del edificio. La documentación disponible hace pensar que para el mes de enero de 1872, la obra de la Iglesia de Vega Baja finalmente había concluido.

B Descripción del edificio de la Iglesia:

Como señalamos anteriormente, esta Iglesia a pesar de su singularidad, pertenece a un grupo de Iglesias de bóveda múltiples construidas en Puerto Rico entre 1790 y 1870. De acuerdo con Marvel y Moreno en esta categoría se encuentran las Iglesias de San Juan, San José, Coamo, Cayey, Arecibo, Guayama, Humacao, Ponce, Carolina y Vega Baja. Estas estructuras se caracterizan por tener un diseño más sofisticado, mayor complejidad en planta y en el sistema de cubierta empleado.  La planta de tres naves reemplaza la nave sencilla; se le añaden al cuerpo principal un crucero (cubierto con cúpulas semiesféricas) así como capillas laterales; el ábside suele ser de planta semicircular, el cual se cubre con cúpula se un cuarto de esfera y se construye una bóveda de cañón sobre la nave central, apoyada en gruesos pilares.  Igualmente, se introducen cambios en los exteriores.  Al respecto Marvel y Moreno señalan que:

«… Los exteriores adquieren mayor importancia, manifestándose en las fachadas la misma calidad de diseño que en los interiores.  Impresionantes y monumentales, estas iglesias son digan expresión de la prosperidad e importancia de los pueblos donde se construyeron…”

La Iglesia de Vega Baja, desde el punto de vista arquitectónico es de estilo neoclásico, aunque posee ciertos elementos de la arquitectura gótica. 

1. Plano de planta

El edificio de la Iglesia de Vega Baja tiene una planta cruciforme (cruz latina).  Desde su fachada hasta la pared posterior mide unos 42 metros de largo y 24.6 metros de ancho.  La fachada principal es de nueve metro (4.5m a cada lado) mas estrecha que el ancho total de la estructura y se proyecta unos cinco y medio metros hacia el frente.  Al centro de la fachada se encuentra la puerta principal del templo e inmediatamente detrás existe un vestíbulo en cuyos lados hay dos pequeños habitaciones: la de la izquierda es usada como bautisterio (sic) y en la otra se encuentra una escalera que conduce al coro y al campanario.

Al frente del vestíbulo esta la nave central con medidas de 17 metros de largo y 9.6  metros de ancho, la cual termina con la intersección del crucero.  A ambos lados de la nave principal existen tres capillas laterales, que con frecuencia se han sido consideras erróneamente como naves laterales.  El crucero (con dimensiones de 24.6 x 9.6 metros) sobresale solamente unos 0.8 metros a cada lado del edificio.  Debido a que esa prolongación es casi imperceptible, se da la impresión de que el edificio es completamente rectangular. 

A la cabecera de la Iglesia se encuentra el ábside (prebisterio) que tiene planta semicircular.  En ambos lados del ábside encontramos dos habitaciones que a pesar de estar separadas, sirven de sacristía extrmo (sic).

El edificio tiene siete puertas, al exterior, distribuidas de la siguiente manera.  La puerta principal, al centro de la fachada; dos puertas que también dan hacia el frente del edificio (al lado de la fachada) y que dan acceso a las capillas laterales; dos puertas, a cada extremo del crucero y dos en cada una de las habitaciones que sirven de carestía.

2. Aspecto exterior del templo

Al centro del la fachada se encuentra la puerta principal formada por un marco de medio punto.   A cada lado de la puerta y como sirviendo de marco exterior a esta existen pilastras dóricas.  Casi en los extremos de la fachada se encuentra otras dos pilastras dóricas que con las primeras forman pequeñas parcelas en donde a su vez hay cuatro profundas hornacinas, dos a cada lado y una sobre la otra.  Al lado de las dos pilastras exteriores y  como simulando una costura hay un almohadilado que también se repite en casi todas las esquinas exteriores del edificio.  Sobre esta puerta y las pilastras existe un entablamieno (sic) (friso) en cuyos extremos encontramos unos triglifos separados por metopas de evidente carácter dórico.  Por encima de esta entablamiento hay una cornisa horizontal que recoge toda la fachada principal, marcando en un segundo piso que es precisamente se encuentra el coro.

Sobre esta cornisa existe un frontón poligonal en cuyo centro se encuentra un vano con arco de medio punto.  En ambos lados de dicho vano hay otras dos pilastras dóricas y a los extremos del polígono encontramos el almohadillado, caractrístico de esta edificación; sobre este almohadillado y en los extremos laterales del frontón aparecen dos pináculos.

La torre del campanario que está sobre el frontón poligonal; tiene cuatro ventanas laterales (un por cada lado) con arcos de medio punto y columnas dóricas que cubren las cuatros esquinas del campanario.  El mismo esta cubierto por una forma piramidal rematado con una cruz; el cual ha sido modificado.  Llama la atención el hecho de que el campanario está colocado en el eje de la fachada principal, cargando sobre la entrada, disposición (sic) poco frecuente en Hispanoamérica, según opinión de Mario F. Buschiazzo. 

El techo de la nave central etá (sic) construida sobre una bóveda de cañón; soportada por gruesos pilares cuyo empuje recae sobre el techo de las capillas laterales.  Al centro del crucero se levanta una gran cúpula de media naranja con su tambor y en ésta hay ocho vanos de medio punto cubiertos con cristales ara (sic) permitir la entrada de la luz al interior del edificio; sobre la cúpula se encuentra una linterna con su capulín.

En las paredes exteriores de las capillas laterales se encuentran tres ventanas de arco ojival.  En los extremos del crucero, sobre las puertas de medio punto hay una cornisa de forma piramidal como imitando un frontón.  A cada lado de la base de la cornisa existe un pináculo también piramidal rematado con una cruz.

En la parte posterior del templo, a una altura mucho más baja que la cúpula central del crucero, se encuentra otra cúpula con su tambor que sirve de cubierta al ábside.  Esta a su vez descansa sobre el techo plano de la sacristía.

3. Aspecto interior del templo

Como se menciono anteriormente, la nave central de edificio es de cañón.  Unos pilares con pilastras adosadas separan la nave central de los lados donde se encuentra tres capillas laterales en cada uno de ellos.  Los pilares forman entre sí arcos a medio punto que a su vez descansan sobre pilastras más bajas que las anteriormente referidas.

Las capillas laterales tienen bóvedas de aristas y están separadas entre si por pilares que terminan en arcos de medio punto.  El crucero, excepto en su justo medio que tienen una gran cúpula, es también de cañón y sobre las puertas colocadas en sus extremos, se encuentran sendos óculos (sic) cubiertos de cristal, lo cual permite la entrada de la luz al interior.  Sobre el vestíbulo de entrada se encuentra el coro que en la parte interior tiene una baja baranda abalaustrada.  Hacia el exterior del edificio, el coro tiene una ventana de medio punto que es parte de la fachada.  A los lados del coro existen dos vanos ojivales.

A la cabecera del templo se encuentra el ábside de forma semicircular, al cual se llega subiendo por dos bajos peldaños.  El altar mayor, colocado en el ábside, es un retablo de mármol que tiene la siguiente inscripción: “Donado por Don Leonardo Igaravídez y su esposa Doña Carmen Landrón, Furiatti”.

(*) Fuente: Copia de un documento mecanografiado, cuyo texto es atribuido al Dr. Luis de la Rosa Martínez, según el Prof. Juan Carlos Rosario. Copia en el Centro Histórico de Vega Baja.

Deja un comentario