Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Un buen fotógrafo está siempre disponible para retratar. La cámara es su instrumento, como las armas son para el soldado, las palabras para el conversador y las sagradas escrituras para los religiosos. Cada cual utiliza lo mejor de su persona para realizar su función de vida.

Robert Rivera ha sido consistente. Ha hecho muchas cosas en su vida, pero por mi vínculo con el arte de la fotografía conozco su preparación, su disposición y el excelente trabajo que ha venido haciendo por décadas. Creo que no hay otro que haya perpetuado la historia de las imágenes de Vega Baja despues de la aportación de mi padre con tanto tema distinto y abundante que Robert Rivera ha producido.

Anoche, el sabía que había una oportunidad para retratar la Luna a pesar de que hoy estaría en su fase más amplia y brillante, lo que produciría una imágen más completa. Pero alguien lo motivó y con la chispa permanente que tiene, aprovechó una oportunidad que tal vez, por circunstancias que ocurren, esta noche no pueda verse con esa intensidad, se oculte por las nubes o sencillamente, se pierda la oportunidad.

Con la naturaleza, uno no sabe cuándo habrá una ventana abierta. El sabe, empero, que habrá luna llena plena hoy y el día 30 de agosto. Anoche el supo que hubo luna llena y la captó, hoy sabe que la habrá pero no sabe si podrá captar una foto de su inmensidad.

La rapidez de pensamiento y acción provocan el tiempo perfecto para que un fotógrafo capte espacios de tiempo que nunca regresarán. Algo que conoce muy bien Robert Rivera.