Actualidad Política| Espionaje político vegabajeño y otras maconderías

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

En 1987 publiqué una historia política de Vega Baja desde los aborígenes hasta 1968. Este aparece en «Vega Baja, su historia y su cultura». Los promoventes de la historia oficial, o sea, los que respaldaban al Partido Popular y a la administración de entonces me criticaron porque no quise llegar hasta el presente entonces y escribir sobre los políticos de entonces que ocupaban cargos administrativos. Una maestra precisamente me dijo que «es una pena que no hayas incluido la obra de Luisito», lo que Luisito nunca me pidió y respetó. Creo que el entendió que con haber logrado pasar a la historia y permitir que su administración publicara su primer libro era suficiente y personalmente sé que es un logro impresionante. Me atribuyeron que porque era penepé declarado y activo, no mencionaba la obra de los políticos activos populares. Ninguno se acordó que yo había sido penepé cuando apoyé a Luisito en las elecciones de 2008.

A la presión de los dueños del poder, como los llama una educadora vegabajeña, adicionaron a mi escrito una foto de un querido maestro mío que yo no mencionaba pero que había sido Presidente de la Asamblea Municipal y Representante a la Cámara posterior a la fecha en que estaba historiando. No me molestó la foto de Gaspar Jiménez porque fue una persona servicial y honesta con el que tuve una buena relación y distingo, pero el tratar de arreglar la historia desde la oficialidad es una torpeza desde el punto de vista historiográfico.

Mi razón entonces es que la política partidista y la oficialidad histórica que a veces pretenden los que ostentan el poder no debe interferir en el proceso de investigación y presentación de la historia de un pueblo. Decir la verdad de lo que aconteció e interpretarla sin perjuicio y con el mejor juicio es la meta de todo historiador, especialmente de los que han recibido la información y la formación y sienten un deber de ser veraces y honestos al realizar su labor.

Ese azote lo hemos sentido toda la vida con todas las administraciones. Y ha estado ocurriendo de distintas maneras durante la administración presente. Y uno se pregunta si el alcalde se autoproclama historiador sin serlo para ganar autoridad intelectual y justificar sus actos al atribuirse galones de conocimiento e interpretación de la historia y con eso ganar la percepción y admiración de los ciudadanos.

En mi función como historiador fue que conocí el espionaje oficial del alcalde Marcos Cruz Molina en instituciones privadas. En el Salón de la Fama del Deporte Vega Baja Melao Melao, en la Escuela de la Historia Vegabajeña y recientemente en el Centro Cultural de Vega Baja. Las historias previas ya las he contado, excepto la de que aunque se supone que la cultura sea para todos y compartida para todos, recientemente se objetó la presencia y actividad cultural de Madeline Pichardo Riestra al bailar bomba en el negocio Cayure en una actividad que el mismo Centro invitó a todas las personas.

Esa invitación no excluía a nadie y de hecho, según confirman algunos miembros del Centro, ellos la invitaron y participó sin aprovecharse para dar ningún mensaje político. De hecho, ella cogió clases de baile cuando niña, por lo que los movimientos, el ritmo y la cadencia no le son ajenos. El alcalde, al que me gustaría verlo pero no me lo imagino bailando bomba, fue el autor de esa censura política por medio de sus testaferros, porque valor le faltó para decirlo en su espacio de Facebook o para publicar la foto de ella bailando en el negocio Cayure de Los Naranjos como una manifestación cultural importante que ha repetido por segunda vez públicamente.

El propósito del alcalde fue neutralizar la presencia de ella en Los Naranjos. Allí tiene poca gente que lo quiere tras el fiasco de las mejoras millonarias a su parque que nunca terminan y que hasta se ha detenido, su abandono frecuente de la gente que se inunda y su falta de atención a esa gente necesitada. Y ha querido hacer presencia anulando la de su rival que le mete a la pelota de verdad como jugadora y se enorgullece de sus raíces negras moviendo sus caderas al ritmo de los tambores. La historia no se puede escribir con esos vientos de anulación.

El espionaje político ha llegado a la sospecha de que el alcalde y sus acólitos están enviando carros oficiales con empleados municipales pasando frecuentemente por el hogar de la candidata, lo que antes nunca ocurría. Hasta ahora, solo dicen que están en funciones oficiales pero no explican la oficialidad. Esta es una intrusión indebida en la privacidad de un ciudadano, aunque sea una candidata a alcaldesa. Es persecución política y puede convertirse en acoso si siguen haciéndolo. Sus vecinos, quien me contaron esta historia, están pendientes.

Otra manera de espionaje político que hemos mencionado anteriormente es los acercamientos que tres funcionarias públicas están haciendo a los empleados municipales, especialmente a los transitorios, cuya integración final depende de sus evaluaciones y el tiempo que han estado empleados. El alcalde le ha sumado la lealtad a su persona y para probarlo sobre los empleados tiene a dos directoras de departamentos y una secretaria de un legislador para intimidar con cese en el empleo y lograr que los empleados sean funcionarios de colegio a favor de Marcos Cruz.

Ya se ha identificado a dos personas que conocen perfectamente sus deberes de no hacer esos avances porque una fue Directora de Finanzas y la otra Directora de Recursos Humanos. Hoy día están en otras posiciones, convirtiendo el servicio público vegabajeño en una nueva forma de esclavitud. La tercera no trabaja en el Gobierno Municipal pero es empleada pública y es una de las mujeres destacadas (generalmente populares del gajo a quienes ensalzan a esa posición de honor con criterios convenientes, para sumar adeptos políticos y comprometidos con el alcalde).

Si me preguntas donde está el espionaje político en esta situación, es sencillo contestar porque con esta tortura identifican a los que están y los que no están del lado del alcalde en este evento primarista, lo que no es un requisito ni un deber para trabajar en el servicio público. Tratar de averiguarlo de esta manera como es la práctica del alcalde y sus empleados de confianza, es un crímen político codificado y con sanciones severas para los infractores, lo que incluye la posible separación e imposibilidad de volver al servicio público de por vida.

Por cierto, parece que la Casa Alcaldía también está en llamas. Hay un rumor de que una directora de un departamento importante fue suspendida por una semana por el alcalde porque hizo cambios indebidos con una subdirectora que el alcalde repuso luego. Dicen que a Marcos Cruz se le pusieron los ojos rojos por varios días, que le subió la presión y por primera vez se le escuchó decir una mala palabra en público de la rabia que le dió por no contar con él desde el principio para ese cambio. Le subió lo de altivo y prepotente, pero esta vez tenía razón y hay que dársela.

El énfasis lo suplo yo, pero parece que el rumor es cierto.

________

Maconderías es lo que ocurre en el lugar imaginario de Macondo, dónde ocurre el realismo mágico de la obra literaria principal de Gabriel Garcia Marquez, incluyendo Cien años de Soledad.

Deja un comentario