Actualidad Política| ¿Que no entiende Marcos Cruz Molina de conservar la Playa en su estado natural?

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

La iluminación y el ruido (sonido) son enemigas de los recursos naturales. Eso lo sabe Marcos Cruz Molina y el grupo de acólitos y empleados municipales que de vez en cuando preparan el escenario para celebrar eventos como el Gastronómico en la Playa Puerto Nuevo.

Hemos expresado hasta el cansancio, que ese tipo de actividad no es adecuada para la Playa Puerto Nuevo. De hecho, si se quiere que se disfrute este lugar, ha de mantenerse lo más natural posible y alejar el foco de turismo comercial para que nos visiten en masa.

Vuelve Marcos Cruz, en plenas primarias, con el invento del Gastronómico en la Playa Puerto Nuevo, para lucirse con «obras» como lo está haciendo con los olvidados barrios, sectores y comunidades que buscando el voto, está llevando guaguas, bitumul y hasta promesas inarticuladas e irrealizables a la gente. También promete cosas posibles para pronto que ni están en la mesa del dibujante ni siquiera presupuestadas dentro del tesoro municipal local porque está comprometido hasta por diez años, con poco margen y ningún crecimiento.

Marcos Cruz Molina está poniendo a la gente a imaginarse cosas para después de las primarias, cuando el presupuesto por ley está restringido desde julio a junio del año fiscal la mitad porque tiene que dejar igual cantidad disponible y libre para la próxima administración, si esta cambiara. Solo cuenta con dinero de otros gobiernos, el estatal y federal que tienen que desde que hace una promesa al pueblo comenzar a solicitarla mediante propuestas y viabilidad, lo que no siempre ocurre.

La estrategia política del sueño es una genial. Trató de ejecutarla cuando nos reunimos en el Teatro América en el asunto de la Casona y fue detenido suave pero dramáticamente por aquella dama que le reclamó que no nos durmiera, pues traía bajo la manga la propuesta de «desarrollo económico» de la cual aun no ha desistido y en la que aunque dice una cosa, sabemos que significa la otra, como cuando él y la Legislatura Municipal aprobaron la venta y el dijo que eso era «bargaining power» pero que no iba a vender la Casona.

Comme ci comme ça, como dicen los franceses. Pero la realidad es que cada día hay menos tolerancia a quien nos quiere alterar el paraíso playero que Dios nos regaló. En eso, el pueblo es más inteligente que él, porque ya él fue tentado y se perdió en el mundo de los inversionistas políticos. Eso lo hemos escrito varias veces y nunca lo ha negado. Con sus actuaciones, cada día es más evidente.

La actividad es a las seis de la tarde el día propuesto, luego de que fue pospuesto. Olvídense de las bombillas rojas que pusieron para mitigar la luz nocturna que afecta la fauna marina. No se preocupen por las tortugas que vengan a desovar o a los huevos que ya estén allí porque en la afluencia de personas es más el riesgo de que haya accidentes con seres humanos o que por el mismo ruido y la luz, estos animales se desorienten y no hagan su función natural. Olvídense también de la arena que cargan en sus zapatos que hacen que las dunas vayan mermando cada vez más. Olvídense de los vecinos que allí residen, del espacio que los automóviles no dejan y de los accesos que se anulan por el tráfico que se crea. No se imaginen la luz y el ruido que se va a crear llevando equivocadamente esa fiesta, la cual a veces parece más un funeral, pues ya no es muy concurrida.

Olvídense de la Playa Puerto Nuevo como ha hecho el alcalde y su administración. El poder del pueblo es más fuerte y en última instancia, el legítimo. Y la ebullición silvestre de la detención de las malas ideas la están recuperando ya los ciudadanos.

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