El Destino Político de los vegabajeños

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Cada cuatro años hay la oportunidad de hacer un cambio en los que le confiamos el destino político de Vega Baja. Esto no es cosa liviana. Es un asunto serio el que con nuestra participación, puedan elegirse las personas idóneas para la distribución adecuada de los recursos económicos que aporta el pueblo para el bienestar común.

La administración municipal es una industria, en el mejor sentido de la palabra. En su interior, hay pesos y contrapesos para hacer una sabia determinación de las actividades que se generan con los ingresos económicos. Pero también hay factores que se quedan permanentemente por la astucia de los políticos para producir efectos positivos o negativos.

Los intereses del alcalde se supone que dirijan el rumbo de la inversión, pero como hemos visto, hay muchos intereses de todo tipo que influyen en esas decisiones. Uno de ellos es la misma permanencia del alcalde y sus funcionarios principales. Nadie dice “yo vengo sólo por cuatro años”. El poder enloquece y cambia los parámetros básicos de las buenas personas, que no se quieren ver desprovistos del mismo, porque generalmente le suma a su vida personal.

Tomemos de ejemplo a nuestros alcaldes desde 1940. Angel Sandín hubiera seguido siendo el dueño de una panadería, comerciante. Luisito estuviera todavía despachando recetas en la farmacia que perdió por su propia generosidad. Edgar Santana estuviera josiando trabajo de segunda o tercera categoría en las agencias de gobierno o municipales, Iván hubiera despegado exitosamente como ingeniero en el servicio público en lugar de la empresa privada.

Marcos, educador de profesión, deberá optar por un empleo en su universo alterno si no gana la primaria dentro de unos días, pues su trabajo expiraría en seis meses. Si la gana, afectará el destino político de Vega Baja y sus posibilidades de cambio, aun cuando tenga que ganarle al candidato o candidata del PNP. Por su preparación académica y experiencia, el sueldo que ahora se gana -heredado de los tiempos de Luis Meléndez Cano- no lo tendría.

Su contendora popular, Madeline, no debe tener problemas de retomar su carrera profesional o de optar por otras opciones, pues es, sin duda, un talento viviente y aleccionado por la vida, que está siendo apreciado por las demás personas de su partido y aun fuera de su partido. Tiene además una experiencia de vida y un carisma propio y distinto. Personalmente creo que tiene la oportunidad de ganar y hacer un verdadero cambio a partir del alicaído Partido Popular, porque si gana la primaria, será la presidenta del Partido en el nivel local.

Bajo la presidencia de Marcos, ni se reunía hasta que se postuló y solo hacía presencia en los medios como miembro de la directiva de la Asociación de Alcaldes planteando boberías y siguiendo los pasos del alcalde Luis Javier Henández, otro perdedor constante.

Evelyn debe ganarle a Nixon. Es absurdo pensar que un candidato que si gana solo lo hará con la rama ejecutiva, pues no presenta candidatos en la rama legislativa, pueda obtener el favor de los penepeístas. En nuestros sondeos, por segunda ocasión, no ha obtenido votos, aun cuando la muestra es pequeña. Tampoco ha hecho campaña, por lo que todos nos preguntamos: ¿para qué se postuló?

El destino de Vega Baja está prácticamente en estos momentos en la elección de dos de cuatro candidatos. El 2 de junio desaparecerán dos de esos candidatos de las papeletas partidistas y se hará más fácil la elección si los demás partidos siguen sin hacer propaganda de sus candidatos.

Seguimos pensando si nuestro pueblo quiere ejecutorias similares o distintas en el manejo de su gobierno municipal, porque las cosas logradas bien hechas se quedarán con cualquiera de los candidatos que queden. Pero no podemos atribuir un futuro glorioso a base de buenas obras que tardaron doce años en concretarse, pues igual o mayor número de otras obras se han detenido o no se han hecho, pudiéndose hacer. Tener un alcalde promedio, no es bueno para ningún municipio.

Los vegabajeños debemos pensar en el futuro común, antes de asociar el futuro a personas que los podemos cambiar cada cuatro años si no funcionan. Esa es la base de nuestra democracia local y el verdadero significado de lo que debemos tener en cuenta.

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