
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Dice una de mis canciones preferidas que
«Después de un día lluvioso el cielo se oscurece
Allí es donde comienza mi pecho a suspirar
Recuerdo aquella tarde de nuestra despedida
Pues era un día como este, que no podré olvidar
Por eso cuando llueve me lleno de recuerdos
Y con tristeza espero la horrible oscuridad
Las lágrimas del alma semejan esta lluvia
La noche con su manto tendrá su día de luz.
Sumido en el letargo
El pensamiento implora
Que aclare nuestro cielo
Y vuelva a ser feliz
Por eso cuando llueve me lleno de recuerdos
Y con tristeza espero la horrible oscuridad
Las lágrimas del alma semejan esta lluvia
La noche con su manto tendrá su día de luz»
(Lágimas del alma)
Ayer Vega Baja estaba sumido en la conclusión de una jornada más dentro de los partidos políticos para obtener el pase a una batalla adicional el mes de noviembre. Hay ganadores y hay vencidos, pero no hay derrotados. La derrota llega cuando ya no hay mas camino pero un derrotero es a su vez un camino, por lo que ninguna lucha genuina se ha librado, solo una batalla se ha ganado o se ha perdido dependiendo del lado en que se esté. El deseo es el único que puede permitir que en el futuro las cosas cambien para bien, como escribió en sus trabajos místicos Louis Claude de Saint Matin.
Aunque la generalidad no le de crédito, ayer dos mujeres se impusieron. Las dos fueron vilipendiadas por personas de sus mismos partidos en todos los niveles. Una de ellas no obtuvo su propósito pero hizo la campaña más decente que la historia pueda recordar. La otra apenas tuvo que hacer campaña porque el hombre retador, insuficiente de presentarse como una alternativa al electorado con solamente unas credenciales de luchas por otros propósitos, solo presentó pocas ideas y exigua creatividad y actividad. Ambas son excelentes ejemplos de las batallas históricas que hay que vencer por el sexismo histórico en nuestra ciudad, una modalidad de esclavitud.
Una vez tenga los números finales, veremos porqué perdió la mujer popular en la contienda y qué ganaron los vegabajeños en estas primarias, porque hay que examinar distintos aspectos sobre los números finales e interpretaciones fuera de los números obtenidos.
Ayer fue el final de la fiesta, para comenzar los preparativos de la siguiente, por lo que me recuerda otra canción de Serrat:
«Y con la resaca a cuestas
Vuelve el pobre a su pobreza
Vuelve el rico a su riqueza
Y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal
La zorra pobre al portal
La zorra rica al rosal
Y el avaro a las divisas.
Se acabó
Que el sol nos dice que llegó el final
Por una noche se olvidó
Que cada uno es cada cual.
Vamos bajando la cuesta
Que arriba en mi calle
Se acabó la fiesta».
Hoy es el día del perdón, a quienes ofendimos y a los que nos ofendieron. Todos tenemos que bajarnos al mismo nivel.
