Lo que aspiramos como pueblo en el cambio de gobierno (2016)

Por Thomas Jimmy Rosario Martínezlogo biblioteca electronica vegabajeña diminuto

A las seis de la mañana| Lo que aspiramos como pueblo en el cambio de gobierno

 Publicado por el Diario Vegabajeño de Puerto Rico el 30 de agosto de 2016

En la Corte Federal se está cerrando posiblemente el capítulo final del poder del Partido Popular. No hay manera que prevalezca en las próximas elecciones con un cuadro tan pobre sobre su desempeño en la presente oportunidad que se le dio en 2012. Pero suponiendo que ganara las elecciones, podría considerarse que David Bernier comenzaría una nueva administración.

El PPD, aun en los peores momentos del Partido Nuevo Progresista, nunca ha recuperado la hegemonía que tenía en el pasado. Aun en los tiempos de Muñoz Marín, había corrupción porque muchos de los comerciantes mayoristas e industriales se beneficiaron del paternalismo de los políticos y crecieron  dentro de una relación simbiótica de naturaleza económica.

Recuerdo que a mi padre no se le permitía erigir un pequeño edificio en el Barrio Chino para construir su laboratorio fotográfico porque Rahola tenía el monopolio de ese negocio en Puerto Rico. Mi abuelo le escribió a su amigo, el gobernador Luis Muñoz Marín y milagrosamente la objeción de la Autoridad de Energía Eléctrica se retiró. Para adquirir equipos, mi padre solicitó le aplicaran las mismas exenciones de arbitrios que gozaba Don Paco Rahola y después de varios impedimentos de empleados gubernamentales, se las concedieron. Esa barrera se debía a que Don Paco era el Presidente o Tesorero del Club de los Seiscientos, que eran comerciantes e industriales que financiaban las campañas del Partido Popular y mi padre era independentista. Así como el ejemplo que conozco, hay muchos otros más en otras industrias y comercios.

Rahola creó una división de equipos audiovisuales y el Departamento de Educación le compraba todo. Y así, los amigos del Partido Popular Democrático tuvieron financiamiento hasta que Rafael Hernández Colón, después que perdió en 1976 la gobernación, declaró que ya no existía el grupo financiero que hacía grades aportaciones.

Las personas que contribuían,  adquirían poder. Sus familiares y amigos eran favorecidos con nombramientos en los tres poderes constitucionales y hasta le daban empujones en la esfera federal. En las compras sin subasta y aun con las que se originaban en subastas, eran triunfadores. Como dijo un testigo recientemente, «yo te rasco tu espalda y tú me rascas la mía». Ese mal, aun existe con personajes contemporáneos que pululan por todos lados y no creen que son delincuentes o aun sabiéndolo, lo niegan hasta que los aprietan en juicios criminales.

En Vega Baja la situación era similar. No puedo decir nada de la presente administración, porque el delito se comete cuando se da la figura de la reciprocidad entre gobierno y persona privada, llamado en latín «quid pro quo» o «do ut des» y en inglés «pay for play». Y favorecer a un popular sin que medie un intercambio, no hace delito.

Se ha dicho por la oposición y por algunos comentaristas y analistas que la solicitud de renuncia a Jaime Perelló, Presidente de la Cámara, de parte de David Bernier fue un acto calculado para fortalecer su figura como candidato a gobernador. Asumiendo que eso fuera cierto, hizo bien y dio ejemplo de lo que se debe hacer en situaciones similares. Cuestionar lo que se hace bien, asumiendo la posibilidad de otra intención, no es el mejor camino para sanar nuestra sociedad. Hay que hacer como hizo David. Punto.

La pasividad o restar importancia a los asuntos morales en el momento es una manera de procastinar, que significa aplazar o diferir. A las enfermedades morales como a las físicas no se les puede dejar para mañana, porque el paciente puede morir. No ha sido tarde para obrar como lo hizo. Al contrario, es temprano para forjar un mejor futuro con mejores ideas que las que hemos tenido.

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