
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Vega Baja tiene muy pocos policías municipales. Y tiene mucho cacique y pocos indios. Los caciques hacen labor administrativa y de supervisión, repartiendo turnos y llenado formularios, por lo que la eficiencia en general de la Policía Municipal es casi inexistente en nuestra ciudad. También tienen asignados los mejores autos de la flota para cuando se les calientan sus asentaderas. Todo un privilegio. Y lo malo es la ostentación de esos lujos de descanso e inacción cuando los policías de la calle hacen lo que pueden entre la carencia de sus iguales.
Hace poco el alcalde, en su mensaje anual de presupuesto, dijo que a través de un programa piloto, la jornada laboral será monitoreada y evaluada. Sin embargo, parece que ese programa piloto está malintencionado pues a los policías que realmente trabajan en el gobierno municipal les han impuesto un horario corrido de doce horas, en violación de ley. Actualmente no hay ninguna emergencia local para justificar ese agotamiento eventual de los efectivos.
La promesa de siempre es que «a través del reclutamiento, con nuevo personal tanto a la Policía, como a Manejo de Emergencias y Emergencias Médicas», según tambien dice el alcalde en su mensaje de presupuesto. Esa promesa ha sido reiterada año tras año cuando la realidad es que no lo ha logrado. ¿Que tiene de especial su promesa para este año fiscal cuando no la ha cumplido sustancialmente desde que juramentó como alcalde una docena de años atrás?
El alcalde ha logrado aumentar los ingresos poniendo a trabajar a los policías a multar a los ciudadanos. Dicen que esa fue una orden directa del alcalde al Comisionado de la Policía para obtener más ingresos en las arcas municipales. En otros tiempos, impactar a los ciudadanos que cometen infracciones de tránsito era más una labor de orientación y oportunidades. Pero de un tiempo para acá se ha necesitado dinero ante la incapacidad e insuficiencia de un desarrollo económico sostenido en Vega Baja.
La Policía Municipal es un espacio de discrímen y favoritismo político. A esos funcionarios públicos y empleados que luchan por un reconocimiento mayor de la sociedad y de defender sus ingresos están sujetos a la esclavitud moderna en el trabajo que les impone, en muchas ocasiones, en abuso y violación de ley, el alcalde Marcos Cruz Molina.
En esa labor hay algunos colaboradores internos, oportunistas, que de haber investigaciones reales más de las que realiza el Investigador Interno que está para archivar quejas de la ciudadanía y de los mismos policías según le instruye el alcalde, se podrá detectar que más que colaboración es complicidad, de acuerdo a como la ley define a los coautores.
