
Tres casos de estupro.
La deshonra de las mujeres y los remedios legales; las personas agraviadas exigiendo el desagravio de sus ofensores; y el valor del compromiso contraído verbalmente, buscaron remedio en los procesos judiciales encabezados por el Teniente á Guerra representados cada una de las partes por su “hombre bueno”. A través de la discusión de los casos de estupro sentenciados durante dicho periodo, se aprecia no solo la importancia que la sociedad vegabajeña le daba a la legitimación del matrimonio sino la ausencia de un estado de derecho de la mujer.
El 14 de enero de 1840, Don José María Dávila[1] y su esposa Doña Lucía Marrero demandan a Don José Ramón de Torres[2] por haber embarazado a su hija Doña Josefa Dávila, reclamándole que “le pague el honor que hasta ahora le ha quitado a mi hija Josefa” casándose u otorgándole la carta de esponsales con los términos del casamiento prescrito.[3] Al ser interrogado de Torres, éste afirmó que la visitaba con buenas intenciones pero que nunca había tenido relaciones sexuales con ella y que al enterarse de su condición dejó de visitarla ya que el responsable era otro hombre y no él. Luego de dicho descubrimiento, dieron por terminada la acción legal.
Aunque los casos no eran frecuentes, en el año de 1842, se producen dos nuevos casos de esputro cuyas acciones legales guardan similitud. El 11 de abril de 1842, José Pérez 1º demanda a Mateo Vallejo por haber embarazado a su hija María Josefa Pérez.[4] Al ser interrogado Vallejo éste contestó que no se casaría “por que no es de su agrado”. Sin embargo admite haberla embarazado. Ofreció pagarle 200 pesos por la dote en pagos de 5 pesos mensuales; proposición que fue aceptada por el demandante.
Ese mismo año, el 22 de septiembre, Angel Martínez demanda al menor José María Meléndez[5], menor de edad, por haber embarazado a su hija Rosa Martínez. Al declarar su padrastro y tutor afirma “Que no puede casarse con Rosa pr ser muy menor de edad e incapas de sostener como corresponde el estado del matrimonio.”[6] Llegan a un acuerdo de pagar la dote de 150 pesos; 25 pesos al fin de noviembre y 25 pesos todos los meses hasta saldar la deuda.
[1] Don José María Dávila era hijo de Don Juan Dávila Polanco y Manuela Bonilla de la Vega. En matrimonio con Doña Luisa Marrero procrearon a Sebastián, María del Carmen, Carmen, Benedicta, Josefa y José Doroteo Jesús. Al menos este último nació en Vega Baja el 6 de febrero de 1833. Su hermano Antonio María Dávila Bonilla fue Teniente á Guerra de Vega Baja en distintos periodos y dueño de la Hacienda la Rosario del barrio Ceiba.
[2] Era hijo de Don Francisco Antonio de Torres y Doña Lorenza Negrón. Al momento del incidente era mayor de dieciocho años.
[3] Juicios conciliatorios. 1840. Folios 1 – 3. Colección particular Sociedad de Investigaciones Arqueológicas e históricas Sebuco, Inc.
[4] Juicios verbales y conciliatorios. 1842. Folio 6 vlto.Colección particular Sociedad de Investigaciones Arqueológicas e históricas Sebuco, Inc.
[5] Hijo de Matilde Negrón y de José Ponce, padrastro y tutor.
[6] Juicios verbales y conciliatorios. 1842. Folios 21-21 vlto. Colección particular Sociedad de Investigaciones Arqueológicas e históricas Sebuco, Inc.
