El Estado Libre Asociado de Puerto Rico, por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Fototeca Jimmy Rosario Primera vez que se iza bandera puertorriqueña en Vega Baja 25 de julio de 1952

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Hoy celebro el 25 de julio porque es el cumpleaños de mi querida segunda hija Inés. De niño, iba a las celebraciones que se hacían en el casco del pueblo porque era una oportunidad para mi padre de abrir su negocio en un día feriado y recibir clientes patrocinadores y de sus hijos, «novelerear», como decíamos.

El 25 de julio es una fecha de recordación en la historia de Puerto Rico porque fue cuando comenzó nuestro proceso de cambio de soberanía española a la de Estados Unidos de América con la invasión por Guánica. En un día como hoy también sucedieron los hechos del Cerro Maravilla, donde ejecutaron a dos jóvenes independentistas.

El 25 de julio también se izó por primera vez la adaptación de la bandera proscrita de Puerto Rico, luego de lograrse aprobar la Constitución de Puerto Rico. Como nunca hay gente conforme totalmente, las facciones opositoras al Partido Popular en 1952 hicieron sus objeciones al documento final en aquella ocasión, mientras que el oficialismo lo celebraba como un logro en la historia de Puerto Rico.

En Vega Baja, habíamos pasado por muchas de esas experiencias desde antes o a veces coetáneo con Puerto Rico. En Vega Baja nos fue extendida la Constitución Española de 1812 la cual tenía provisiones para la representación en la Cortes Españolas y la organización de gobierno propio en Vega Baja. La primera vez que la misma bandera de Puerto Rico fue retratada ocurrió en mayo de 1896 en el entierro de José Gualberto Padilla en lo que es hoy día la Calle José Julián Acosta, antes Calle Colateral del Norte o Calle La Palma. También en Vega Baja se izó la bandera puertorriqueña antes que se hiciera en San Juan el mismo día llamado de la Constitución.

El asunto de la Constitución lo publicitaron como un logro absoluto, pero en realidad lo que se hizo realmente fue poner en papel lo que ya habíamos logrado y de lo que habíamos carecido hasta entonces. Fue el «día de la síntesis» sin que se creara una soberanía local más amplia y ni siquiera el gobierno federal convalidara secciones importantes sobre los derechos a la educación y los obreros. Nos dijeron que no y hasta el momento, la posición de las ramas ejecutiva, legislativa y judicial es de mantenernos sin poder suficiente como seríamos en un sistema político independentista o al menos en poder participativo como sería la estadidad. Ni siquiera nos han dado la oportunidad para tener un «upgrade» del Estado Libre Asociado a libreasocianismo como se ha propuestro localmente y que tiene su oportunidad de nuevo en la próxima consulta local.

Cuando era niño, en mi casa, que era independentista según el ideal de mi padre, se le llamaba en forma humorística y burlona a la vez, «Estado Libre Agobiado». En las Naciones Unidas se hizo una representación falsa de que ya no había que vigilar ni intervenir porque ya Puerto Rico «no era una colonia», lo que ha sido admitido por Estados Unidos.

Posteriormente, uno de los abogados que créó el E.L.A., el juez popular José Trías Monje, desmintió el concepto y hasta escribió un libro sobre el tema. Luego, en varias instancias, conocimos las limitaciones de la libertad de nuestra nación, prisionera de las decisiones del Tribunal Supremo de Estados Unidos, de la rama legislativa al crear la Junta de Supervisión bajo la teoría comprobada de que la soberanía de Puerto Rico la ostenta las ramas legisl;ativas y la rama ejecutiva bajo el presidente Trump haciendo lo posible por crear problemas para que el dinero asignado no llegue o llegue tras filtros de inversionistas o de lentitud en su uso para que se haga difícil su pedido y su obtención.

Con el tiempo, menos populares defienden el Estado Libre Asociado, a pesar de que fue su creación. Y aquellos que lo defienden públicamente, aunque lo toman como clavo caliente para tener un paradigma, postulan que es insuficiente, pero que es mejorable. Nada de eso ha ocurrido en setenta y un años, a pesar de los esfuerzos, las tesis, los pronunciamiento y los proyectos legislativos en Puerto Rico y Estados Unidos.Curiosamente, en Vega Baja no hay ideólogos ni creyentes compulsivos en el Estado Libre Asociado. Tanto el alcalde como sus acólitos no lo celebran públicamente.

¿Cuantas generaciones adicionales le tocará a los vegabajeños y puertorriqueños en darse cuenta de que el inmovilismo nos afecta negativamente en nuestro desarrollo económico, de derechos bajo nuestra bandera o la americana? Preguntemos a cada candidato donde está su interés más allá de participar de la piña partidista donde está su verdadero interés de progreso futuro. Hay que identificar los que continúan poniendo la tranca a la puerta de las libertades para que esta permanezca cerrada cuando la voluntad de los ciudadanos la puede abrir y beneficiarnos a todos.

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