
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Todos sabemos lo que el alcalde Marcos Cruz Molina viene haciendo desde hace años para preparar su plan de desarrollo económico replicando casi exactamente lo que su Partido Popular tomó como issue de ataque a la administración de Edgar Santana en 2008. En aquella ocasión la consigna era «Se vende un alcalde», implicando que el alcalde Edgar Santana se había «vendido» o e otras palabras, que estaba entregando el patrimonio adquirido de la Playa Puerto Nuevo a intereses particulares.
Ciertamente, lo que hizo el alcalde de entonces fue una traición a los intereses vegabajeños por su interés económico personal y el de sus aportadores económicos. Para llegar a esto, el Gobierno Municipal tuvo que expropiar a dueños y comerciantes de la Playa Puerto Nuevo para dejar el espacio libre a los nuevos inversionistas, lo que ocurrió durante la administración previa de Luis Meléndez Cano, pero con un proyecto sobrio que al advenir la administración penepé lo convirtió en una gastadera de dinero municipal con la intención de entregárselo luego a una administración privada por un término similar que no pudo darse finalmente, el que luego lo ofreció Marcos Cruz Molina, también a inversionistas privados y se dice, que también inversionistas políticos de dudoso orígen.
Muchos de los que protestaron en aquella ocasión, miembros del Partido Popular Democrático y acólitos del entonces alcalde Luis Meléndez Cano, se convirtieron en la pasada primaria en acólitos del presente alcalde, entre los que estaba inexplicablemente, el propio alcalde Luis Meléndez Cano, quien ofreció respaldo en el asunto de la casona a Marcos Cruz Molina.
Tal parece que políticamente hablando, no hubo relación entre la postura equivocada de Marcos Cruz respecto a la Casona y demás estructuras municipales, fue «toreado» por el actual alcalde al desistir aparentemente del propósito de privatizar (lo que siempre negó sin fundamentos), y lo que algunos piensan que fue solo una salida lógica para que la gente se lo creyera y olvidara el issue, pero que ese tema lo ha dejado para volverlo a traer en 2025, si gana la alcaldía. Todo esto puede estar en el entendido de que si vence en las elecciones de noviembre, sus posiciones personales e institucionales quedan ratificadas.
Lo que sabemos con certeza es que hay una fisura en su partido político. En latín se le llama a ese detalle «numerus clausus» y me refiero a que Marcos Cruz piensa que su partido debe ser más pequeño de lo que actualmente es, al no procurar alianzas ni darle el espacio a la facción de las primarias que acompañó a la abogada Madeline Pichardo Riestra. En ese grupo participaron muchas personas que están cerca de Marcos Cruz, incluyendo los espías que envió para formar parte del grupo de Pichardo y los que creen que ya el potencial político y administrativo de Marcos Cruz se agotó.
Ese hueco no ha sido llenado y desde el punto de vista teórico, no debería comparecer a las próximas elecciones si no acorta la distancia que es cada día tan profunda, que hay personas que no votarán por Marcos Cruz en la papeleta oficial, sino que lo harán en la columna de nominación directa con el nombre de Madeline Pichardo Riestra. Eso puede mermar los votos a la candidatura de Marcos Cruz, pero tampoco es buena noticia para la candidata más potencialmente cerca que puede competir, que es Evelyn Meléndez, del Partido Nuevo Progresista. Un voto menos para los populares, con esta posibilidad, no significa un voto adicional para los penepés locales. ¿Quedó tuerto el alcalde que no se ha dado cuenta que en política todo voto es necesario?
Dentro de su orgullo personal, demostrado durante y después de la campaña, no cabe que una mujer, mejor preparada y conocedora, le hubiera osado retar y llevarle una cuarta parte de sus votos. Todavía es la hora que no le ha enviado emisarios a hacer guiatiao y cuando la ve venir por un lado de la calle, se vira o se va por el otro, haciéndo lo que le hace a muchos vegabajeños que por no enfrentarlos con valentía, huye por cobardía. Marcos Cruz sabe que lo ha hecho mal y por eso ni levanta la cabeza, ni la mira a sus ojos.
