
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Hasta ahora, la ocurrencia de los terremotos no son predecibles, aunque hay toda una ciencia en la sismología para determinar la posibilidad y la recurrencia de réplicas. Algunos astrólogos han estado pronosticando sismos continuamente que no ocurren o que ocurren no por sus anticipos sino porque la tierra está temblando continuamente y siempre puede ocurrir hasta en lugares donde no hay las condiciones usuales de peligro.
Soñé con un terremoto desolador, supongo que en Puerto Rico. Y eso no es una premonición sino mi temor de que lo inesperado pero posible ocurra y ocasione daños catastróficos y como ocurrió con María, que no sabíamos qué esperar ni qué hacer. Y en esa incertidumbre estuvimos días, semanas, meses y aun tenemos las consecuencias de ese desastre a diario con los servicios e infraestructura.
Se dice que ciertos animales, por tener un espectro de audición y de percepción de los movimientos de la tierra pueden anticipar un terremoto. En la casa de mis antepasados había una herradura guindando de la pared que se supone que cayera como aviso a uno, que no se si ocurría en realidad. Esos pueden ser avisos reales, pero de nada nos sirven si no tomamos las medidas de precaución en tiempo bueno para que el impacto, no nos afecte física ni mentalmente.
Ocupados con la temporada de huracanes, no le prestamos importancia a un fenómeno natural que puede ocurrir en cualquier momento sin avisar y que puede ser más peligroso que una tomenta o huracán. Los sismos que han habido anteriormente han producido en Vega Baja maremotos y daños estructurales en los edificios públicos. Recordemos que entre 1865 y 1872 y luego en 1918 la Iglesia Nuestra Señora del Rosario perdió partes de su estructura por derrumbe y hubo que restaurarla.
Cuando miramos fotos de antes de los terremotos de 1918 vemos una torre tipo gótica, la que fue sustituida por una torre tipo romana, consecuencia de ese sismo. Anteriormente, hubo que colocarle unos soportes exteriores que cruzan el techo de la Iglesia para darle fuerza y permanencia.
Indudablemente, somos vulnerables a cualquier anomalía natural. Los terremotos intensos son movimientos o sacudidas inesperadas que destruyen vidas y propiedades. No podemos olvidarlos ni siquiera preocuparnos más por los temporales que los terremotos porque no son previsibles y además contienen réplicas que pueden ser igual o peor.
Antes creía que habían unos ciclos, porque eso nos habían enseñado. El vegabajeño Abimael Castro Rivera me aclaró que esa es una teoría cuyos hechos no son consistentes.
Hace falta que hablemos y escribamos continuamente sobre ese asunto y que tomemos medidas adicionales de precaución distintas a las usuales de disturbios atmosféricos, porque por la posición de Puerto Rico desde el punto geológico, tarde o temprano, una o más veces quizás en nuestras vidas en el norte, va a pasar como ya ha pasado recientemente en el sur de Puerto Rico.
