
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
La imágen es un factor que puede influir en la decisión final de la selección de un candidato a la alcaldía en cualquier municipio. Por eso, una de las costumbres, que a mi entender comenzó después de la década de 1950 en Vega Baja, ha sido la de crear una fotografía adecuada para proyectar al futuro ejecutivo. Antes, los candidatos no tenían fotografías en la papeleta. Los electores escogían solo entre símbolos y no en fotografías de ellos y no se hacía propaganda con los rostros.
Tampoco había visitas o caminatas a las comunidades y a los barrios, lo que se hacían eran mítines (del inglés meeting) donde se instalaba una plataforma más alta que el terreno para darle prominencia visible al orador. Se le llamaba «tribuna», desde donde hablaban los candidatos. Antes, la convocatoria pública a los vecinos de parte de los candidatos era verbal, de persona a persona y los encuentros con los candidatos era a base de discursos, que generalmente consistía en transmitir ideas y una arenga sobre los candidatos adversarios.
El historiador Luis de la Rosa Martínez sostenía que el primer político vegabajeño que usó un cartel fue Leonardo Igaravídez, para una candidatura a Diputado a las Cortes de España y fue victorioso, aunque no tomó posesión de su cargo cerca de 1873.
Un retrato pudiera representar una imágen clara de un candidato. Pero hay un problema que para algnos puede ser una bendición. La evolución de la fotografía como arte permite que se hagan arreglos. Y la experiencia y conocimientos de publicidad de un fotógrafo profesional puede ayudar a proyectar a un candidato y esto puede ser favorable o no para el aspirante.
El fotógrafo vegabajeño Rudy Rivera prefiere que una persona especializada sea quien maquille a una persona que se va a tomar un retrato público. Esto es importante porque el retrato pasa luego generalmente a las manos del impresor y puede haber cambios sustanciales que cambien la proyección que se interesa y en ocasiones, hasta echa a perder una toma originalmente excelente.
Veamos algunas de las fotos que están circulando como los oficiales de los candidatos y la impresión que nos causa.

La foto de Salvador García, candidato a alcalde de Proyecto Dignidad es adecuada. Aunque un poco oscura en la parte izquierda de su cara, la sonrisa es amigable a la percepción y el tono de la piel es excelente. Vestir con un gabán le da formalidad.

El candidato más activo en esta campaña es sin duda el legislador municipal del Movimiento Victoria Ciudadana, Edwin Marrero. Su foto de campaña refleja una sonrisa normal y la tonalidad de su piel es adecuada, pero creo que la pose con un brazo arriba y otro abajo no es la mejor para crear acercamiento con el elector.
Hubiera sido más correcto, a mi juicio, que los brazos estuvieran abajo y que la foto fuera una imágen de la mitad y no una imágen de tres cuartos de cuerpo. No es sólo una cuestión de estética, sino de proyección. Las manos cerradas hacia adentro y apretadas contra el pecho pudieran reflejar, aunque no sea así, percepción de prepotencia o complejo de Napoleón.

Anteriormente nos expresamos sobre la bandera que Edwin Marrero confeccionó para su campaña. Escribimos que a nuestro juicio, violaba la ordenanza que creó la oficialidad de la misma. Hemos observado que se sigue usando, aunque el candidato nos aseguró que no se iban a reproducir en adelante. La violación consiste en la alteración con fines de propaganda política de la bandera oficial adoptada por el municipio, legislación local de la década de 1970.
La mejor fotografía de esta campaña, hasta el momento, nos parece que es la de la candidata Evelyn Meléndez.

Los colores escogidos para su ropa reflejan la iluminación, como debe ser en cada fotografía positiva de cualquier persona. Haber seleccionado un color ajeno a los partidos políticos le da una sensación de poco política, aunque lo sea. Deja ver su rostro completo, una sonrisa de proyección felíz y sincera y una tonalidad adecuada en la piel, aunque haya una parte de su rostro en su parte izquierda que requería un poco de luz.
La estética es una de las armas secretas que influyen en cada campaña. La política no son solo los issues y las estadísticas, hay un arte detrás de todo, que sigue también unas reglas del órden de la proyección y la cultura y que es parte de la definición de percepción.
Continuaremos.
