El egregor espiritual vegabajeño

Por Thomas Jimmy Rosario Martínez

Pido perdón por traerles una palabra posiblemente nueva para su léxico personal. De hecho, la conozco desde la década de 1980 pero no la había internalizado ni reconocido en su correcta perspectiva. Cuando buscamos su definición,la Real Academia Española no proporciona una definición específica de «egregor» en su diccionario. Sin embargo, se puede inferir que el término se relaciona con la idea de una entidad colectiva que surge de un grupo de personas que comparten un objetivo común y se unen energéticamente para alcanzarlo.» Eso nos dice la Intligencia Artificial.

Wikipedia nos da esta definición: «El egregor es un concepto propio del ocultismo que representa una manifestación de una forma de pensamiento, voluntad o mente colectiva; esto es, una entidad psíquica autónoma capaz de influir en los pensamientos de un grupo de personas».

El libro Mensajes Rosacruces, de Luis Angel López, tiene una explicación muy particular para la organización Rosacruz A.M.O.R.C. a la que pertenece: «es una energía protectora, para quien está en armonía con el ideal del grupo».

La palabra «egregor» proviene del griego que significa «vigilantes». En el libro de Enoc de la Biblia, se menciona la historia de de la corrupción y consecuencia de los vigilantes celestiales. En nuestro caso, seríamos vigilantes de la salud en todas sus manifestaciones de nuestros compueblanos.

El egregor implica, a mi juicio, un grupo consolidado con un propósito. No es una organización cultural ni material. Lo concibo como un conjunto de mentes que tienen libertad de pensamiento pero que creen en el canal de Dios para lograr objetivos particulares de beneficio para la humanidad.

Aunque el concepto general de lo que conozco no excluye temas fuera del espiritual, quiero dejar planteado, aunque sea por esta vez, que tengo la creencia firme de que existe un egregor vegabajeño espiritual. Convocado, hace posible resultados beneficiosos para nuestros compueblanos que van mucho más allá de nuestras concepciones humanas y que existe en la dimensión ininteligible de nuestra existencia individual y colectiva.

En años anteriores, vi como líderes religiosos y civiles imploraban acciones de sanidad para quienes lo necesitaban. En mis medios de comunicación, con mi fe y limitaciones humanas, practiqué lo mismo con un resultado extraordinario. Cuando hubo el tiempo suficiente para pedir y se unieron masivamente los vegabajeños en ese propósito, se manifestaron salvaciones de vida, irónicamente, menos la de mi primo Víctor, quien falleció después que todos nos pusimos en comunión por su salud. Al menos un político y un comerciante queridos son testimonios vivos de esa acción colectiva. Pero hay muchos mas.

Personalmente, me siento beneficiado también de esa energía divina convocada por mis amigos, conocidos y hasta algunos que no me habían demostrado tanto afecto o que me habían declarado desafecto por mis acciones humanas equivocadas, posturas ideológicas o de pensamiento. La abundancia de mensajes positivos, rezos, oraciones, ritos religiosos en mi nombre, convertido en un canal de energía constante la he sentido impactar mi mente, moral, espíritu y alma. Soy el mismo que comenzó con los males de salud y tribulaciones, pero diferente.

En este proceso nunca he pensado en terminar mi vida, sio aceptar que mi término de caducidad llegue cuando llegue. La muerte no es para mi un misterio ni algo que no deseo. Estoy preparado. Como humano se que puedo acelerar esa fecha con suicidarme, pero nunca ha estado en mis planes ni deseo que ese pensamiento pase por la mente de nadie.

Mi dolor físico nunca ha sido tan grande como el placer espiritual inmenso y completo de vivir interactuando con mis familiares, amigos y conocidos en las distintas maneras que nos comunicamos.

Pertenecer al egregor espiritual de los vegabajeños cambia cualquier idea preconcevida que podamos tener para mejorar nuestras vidas y las de los demás. Tener una mente llena de conceptos positivos, libre de pensamientos negativos, cosechar la cultura espiritual con ideas productivas de sanidad y beneficiosas para todos, debe ser nuestra herramienta constante de vida.

Una vez nosotros, los vigilanes de esta era, hagamos nuestra labor, sin esperar manifestación del resultado, aunque lo demos por hecho y no se dé..

Debemos expresar nuestro agradecimiento a todos los que participaron t puedan participar en esa misión colectiva, a nosotros mismos por el beneficio que nos da el poder servir y sobre todo a Dios, quizás el Gran Vigilante, que está presente todo el tiempo.

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